Puedo afirmar que gracias a mis padres es que me gusta la buena música, en una oportunidad mi papá me dio a escuchar una canción llamada "Hurricane" de Bob Dylan, que narra la historia de como un boxeador fue encarcelado injustamente por un crimen que no cometió, la canción me gustó y hablamos bastante sobre el eso, pero el tema quedó hasta ahí. Meses después en historia de iberoamérica nos pidieron hacer un trabajo de algún hecho que hubiese sido relevante en la historia, quise enfocar mi trabajo en la segregación racial, pero la profesora me dijo que era demasiado amplio, que si pudiese, escogiera un caso en específico, así es como BOOM, se me vino la idea de hacer el trabajo sobre el caso de Rubin Huracán Carter, basándome en la canción y en la película que hicieron en su honor, espero que les guste, les dejaré la canción en "Mi opinión"
El caso de Rubin “Huracán” Carter
Rubin Carter nació el 6 de mayo de 1937, creció en Nueva Yersey, a los 11 años fue sentenciado a asistir a un reformatorio hasta cumplir la mayoría de edad por supuesto robo cuando en realidad defendió a uno de sus amigos con una navaja de Boy Scout de un pedófilo de raza blanca que lo estaba molestando. Escapó del reformatorio en el año 1954 y se unió al ejército, al terminar sus labores ahí y ser dado de baja en 1956 decidió regresar a su ciudad natal con el objetivo de convertirse en boxeador profesional, sin embargo un mes después es arrestado por haberse escapado de dicho reformatorio. Durante su estadía en la cárcel decide estudiar y convertir su cuerpo en arma para lograr ser invencible llenándose de odio.
Cuando era niño y fue acusado del robo y asalto a mano armada, fue un policía llamado Della Pesca quien por medio de humillaciones lo condujo hasta el jurado que lo sentenció al reformatorio, fue el mismo que le siguió la pista después de su fuga del mismo para encarcelarlo nuevamente.
Con ayuda de la película “The Hurricane” se puede ver claramente que desde el inicio se manifiestan los signos de discriminación racial hacia Rubin, uno de los primeros que tuvo más relevancia fue el hecho de que no lo proclamaron campeón de peso medio en el ring de boxeo pese a su espléndido rendimiento debido a que era de raza negra mientras que su contrincante no lo era, sin importar todas sus victorias anteriores obteniéndolas abriéndose paso por su indudable talento y rapidez para derrotar a sus contrincantes, de ahí sale su apodo de boxeador “El Huracán”.
En 1966 Rubin se encontraba bebiendo en un bar y un fan llamado John Carter ofrece llevarlo a su casa a eso de las dos y media (2:30) de la madrugada, no tenían idea de los sucesos alternos que en ese entonces estaban sucediendo.
“Pistol shots ring out in the barroom night
enter patty valentine from the upper hall.
she sees the bartender in a pool of blood,
cries out, "my god, they killed them all!"
here comes the story of the hurricane,
the man the authorities came to blame
for somethin' that he never done.
put in a prison cell, but one time he could-a been
the champion of the world.” 1
Nadie vio directamente a los atacantes, ni Patty Valentine ni Alfred Bello, quien era un hombre que estaba haciendo guardia frente a ese establecimiento para luego robar la caja registradora, solo vieron que huyeron en un carro blanco lamentablemente muy parecido al de Rubin.
Cuando los policías arrestaron a Rubin y a John los llevaron directamente al hospital donde una de las victimas había sobrevivido y a pesar de que no veía bien le pidieron que tratara de identificarlos, en el caso de que ellos fueran los atacantes.
“the wounded man looks up through his one dyin' eye
says, "wha'd you bring him in here for? he ain't the guy!" 2
Sin embargo, fue Della Pesca quien se negó a creer en la declaración del testigo y cuando este murió, no mucho después ese año, llevó a los dos hombres a un tribunal donde sin ningún miramiento los sentenciaron a tres cadenas perpetuas por el triple asesinado del bar aquella noche.
En la película se puede ver que al llegar a la prisión, Rubin se niega a usar el mismo uniforme que los prisioneros ya que el alega con toda convicción que él no es el culpable de los crímenes de los cuales lo acusan y por eso no ha de ser tratado como criminal. El director de la cárcel entonces lo manda a una celda completamente oscura en el sótano del centro penitenciario, un lugar espantoso y frio el cual llevaba el apodo de “el agujero” durante noventa días. Al ser liberado de esa penuria, un guardia de la cárcel se percató de que su espíritu no se podría doblegar, y que si no quería que este recluso muriera, al menos habría que concederle ropa que no fuese igual a la de todos los reclusos, durante los siguientes siete años escribió un libro llamado “El decimosexto round” en el cual relata la historia de su vida y su estadía en la prisión y estudió meticulosamente su caso, llegando a la conclusión de que toda esta situación se había provocado por prejuicios raciales y solicitó una nueva audiencia, para la cual tuvo mucho apoyo de la población negra y muchos artistas famosos entre los cuales se encontraba Bob Dylan con su canción “Hurricane”. Dylan tuvo un gran papel en esta historia ya que antes de su éxito musical, el caso de Rubin se encontraba muy escondido con toda la intención de que no muchas personas supieran del mismo para que no se dieran cuenta de lo evidente.
La nueva audiencia lo declaró culpable nuevamente y Rubin perdió toda esperanza.
“All of rubin's cards were marked in advance
the trial was a pig-circus, he never had a chance.
the judge made rubin's witnesses drunkards from the slums
to the white folks who watched he was a revolutionary bum
and to the black folks he was just a crazy nigger.
no one doubted that he pulled the trigger.
and though they could not produce the gun,
the d.a. said he was the one who did the deed
and the all-white jury agreed.” 3
Lo que no había llegado al conocimiento de Rubin era que, en 1980, su libro había llegado a manos de un jovencito de 15 años llamado Lesra, el cual vivía en Canadá con sus tutores debido a que en su ciudad natal no sabía ni leer ni escribir y como ellos vieron potencial en él, se lo llevaron con el permiso de sus padres para que pudiera estudiar y asistir e ir a la universidad. Lesra estaba muy impresionado con el libro de Rubin ya que el mismo había sentido en carne propia lo que era la discriminación racial hacia su persona y su admiración llegó hasta el punto en el que llegó a mantener conversaciones por correo con él hasta que pudo visitarlo en el recinto carcelario en donde le tocó ver la cruel realidad en la que su ídolo se encontraba.
“Hay que aprender a superar las barreras que nos obstaculizan” le dijo Rubin a Lesra en su visita.
Ya desde antes de que Lesra fuese a la prisión en la cual Rubin se encontraba sus tutores empezaron a mostrar un gran interés por el tema que apasionaba tanto a su protegido, y luego de que él realizara la visita a la prisión decidieron ayudar al Huracán en lo que pudieran en su caso y lograron solicitar una nueva audiencia para luchar por su liberación. Rubin, al empezar a sentir nuevamente el contacto humano debido a la fuerza moral que le proporciona es muchacho decide volver a ser el mismo, a no dejar de luchar ni de pelear, pero cuando vuelven a perder el recurso se siente tan desanimado que le pide a Lesra y a sus tutores que no lo vuelvan a contactar, que no quiere volver a sentirse debilitado y aceptar que iba a pasar en esa pequeña celda el resto de sus días.
Al año, Lesra y sus tutores vuelven a escribirle una carta, en la cual el muchacho le mando un sobre que contenía su título del bachillerato, diciendo que él fue la inspiración que le hacía falta para ser fuerte y continuar con sus estudios para ser alguien importante en un futuro, Rubin volvió a contactarlos luego de eso mediante una llamada telefónica en la cual les confesaba desesperadamente que ya no podía soportarlo más.
Con ese llamado, Lesra y sus tutores se fueron de Canadá y se mudaron cerca de la prisión para, como prometieron, dedicarse a su caso y no descansar hasta que el saliese libre. Al hablar con los abogados de Rubin, quienes habían tomado el caso sin fin de lucro alguno, los mismos le dijeron que muchas otra personas, famosos incluidos habían querido el mismo fin que ellos buscaban, pero que el camino era demasiado duro y los resultados desconsoladores, pero de igual manera ellos decidieron quedarse e ir reconstruyendo el caso poco a poco.
El primer paso fue reconstruir nuevamente los testimonios, el de Patty y el de Bello, todo para llegar a la conclusión de que ambas declaraciones habían sido falsas debido a que cambiaban en los dos citatorios que se hicieron para que ellos colaboraran con el caso. En el caso de Bello, había roto de cierta forma su libertad condicional y si no quería volver a prisión debía alterar su declaración al cien por ciento frente al policía que tenía el caso bajo su responsabilidad, es decir, Della Pesca.
Pero según los registros policiales, faltaba la declaración de un testigo, un tal Avery, que si vio a los atacantes y aclaró que ninguno de ellos era Rubin o John, y el modelo del carro en el que salieron huyendo, que no era el del Huracán sino un Mónaco del 66 al cual se le prendían las luces de forma lineal cubriendo todo el parachoques trasero, mientras que el de Rubin no era ese modelo, pero como no dijo nada de lo que la policía corrupta quería que confesara, y como este hombre murió antes del juicio, no pudieron tomar en cuenta su declaración. Todo lo que correspondía a Avery lo consiguieron los canadienses gracias al testimonio de la esposa del mismo, que seguía viva y les permitió realizarle la entrevista dentro de su casa.
“Rubin carter was falsely tried.
the crime was murder "one," guess who testified?
bello and bradley and they both baldly lied
and the newspapers, they all went along for the ride.
how can the life of such a man
be in the palm of some fool's hand?
to see him obviously framed
couldn't help but make me feel ashamed to live in a land
where justice is a game.” 4
Della Pesca les sigue el rastro a los canadienses y los amenaza para que no sigan investigando el caso de Rubin, ellos asustados tuvieron que fingir calma delante del mismo debido a que ya habían avanzado mucho y todas las pruebas los estaban encaminando hacia lo que estaban buscando desde un inicio. Rubin y los abogados les indicaron que en una ocasión, un detective privado llamado Barbieri había tomado su caso, pero lo había abandonado debido a la dificultad del mismo y debido a las constantes amenazas por parte de la policía corrupta.
Con dicha información los canadienses fueron a la casa del detective, que para ese entonces había muerto, pero la hija del mismo los condujo hasta sus cajas de notas, en la cual descubrieron que el detective había anotado meticulosamente el caso de Rubin en un diario y ahí encontraron la pieza clave que lo conduciría a su liberación: los disparos de esa noche en el bar fueron evidentemente sonoros y el caso fue notificado a la policía a las 2:28 de la madrugada, e incluso en la estación de policía habían dicho que ya las patrullas habían salido a ver de qué se trataba, pero en el registro de la policía la hora fue cambiada a las 2:45 y al llevar ese mismo comprobante a Rubin, el inmediatamente pudo ver que la firma de la supuesta supervisora de turno en atender las llamadas telefónicas en la estación de policía había sido falsificada y la letra para él era muy familiar: la de Della Pesca.
Decidieron pedir otra audiencia, pero esta vez radicalmente diferente, ya que Rubin quiere acudir a un nuevo jurado, con un juez federal para que se conozca la verdad de una vez por todas, pero lo difícil y arriesgado de esta situación es que iban a presentar pruebas nuevas al juez y el panorama estaba oscuro debido a que las acusaciones eran bastante severas afirmando que el caso estaba basado en mentiras acusando a una policía y fiscalía corrupta, así que se le plantean dos opciones:
O se retira de ese tribunal a presentar las pruebas nuevas al juez que siempre se había encargado de su caso.
O procedía con este juez, que se iba a encargar de estudiar las pruebas a profundidad, pero que si perdía el caso, todas esas pruebas importantes se iban a perder y no tendría derecho a pedir un nuevo juicio a su favor nunca más.
Rubin decide proceder y antes de que se empiece la sesión declara que él vivía bajo la sombra del odio para boxear, pero no era un asesino, y rogó para que tuvieran en cuenta las pruebas y se hiciera justicia.
Al levantarse la sesión tuvo unas cuantas palabras con Lesra, quien le dijo que al crecer ansiaba convertirse en abogado para poder defender a quienes se encontraban en la misma situación que él, que Rubin lo había salvado y liberado por su manera de escribir y de ser y eso se lo agradecería siempre y que se sentiría muy decepcionado si no era liberado ese día de noviembre de 1985.
Cuando se vuelve a reanudar la sesión, el juez dice que en efecto Rubin fue encarcelado por prejuicios raciales y ocultación de pruebas y fue puesto en libertad inmediatamente.
“Siempre seré el Huracán” respondió Rubin a una pregunta que le hizo un periodista ya fuera del tribunal.
Tiempo después quisieron re abrir el caso para tratar de declararlo culpable nuevamente, pero la petición fue denegada, Rubin se mudó a Toronto donde se dedica a dar charlas de motivación y es director de la AIDWYC (Association in Defence of the Wrongly Convicted) creada en 1993, que se dedica a defender los derechos de los presidiarios que fueron encarcelados de manera injusta como él.
Falleció el 20 de Abril del 2014
that's the story of the hurricane,
but it won't be over till they clear his name
and give him back the time he's done.
put in a prison cell, but one time he could-a been
the champion of the world.5
1. Disparos de pistola resuenan en la noche en el bar
Llega Patty Valentine desde el piso de arriba
Ve al encargado en un charco de sangre
Grita: “¡Dios mío, los han matado a todos!”
Aquí viene la historia del Huracán.
El hombre al que las autoridades culparon
De algo que nunca hizo
Lo pusieron en una celda de prisión, pero él pudo haber sido
el campeón del mundo.
2. El hombre herido lo mira a través de su ojo moribundo
Dice: “¿Para qué lo traen?, este no es el tipo”
3. Todas las cartas de Rubin estaban marcadas de antemano
El juicio fue un circo de cerdos, él nunca tuvo una oportunidad
El juez hizo aparecer a los testigos de Rubin como borrachines de los bajos fondos
Para la gente blanca que miraba él era un vago revolucionario
Y para la gente de color él era solamente un negro loco
Nadie dudó de que él había apretado el gatillo
Y aunque no pudieron presentar el arma
El D. A. (Fiscal del distrito) dijo que él era el autor del hecho
Y el jurado de blancos estuvo de acuerdo
4. Rubin Carter fue falsamente enjuiciado
El crimen fue asesinato en primer grado, ¿adivinan quién testificó?
Bello y Bradley y los dos mintieron descaradamente
Y los periódicos, siguieron todos la corriente
¿Cómo puede la vida de un hombre como ese estar en la palma de la
mano de algún truhán?
Verlo tan obviamente entrampado
No puedo evitar avergonzarme de vivir en un país
Donde la justicia es un juego.
5. Esa es la historia del Huracán
Pero no terminará hasta que limpien su nombre
Y le devuelvan el tiempo que ha cumplido
Lo pusieron en la celda de una prisión, pero una vez pudo haber sido
El campeón del mundo
Mariana Betancourt Castro
Rubin Carter nació el 6 de mayo de 1937, creció en Nueva Yersey, a los 11 años fue sentenciado a asistir a un reformatorio hasta cumplir la mayoría de edad por supuesto robo cuando en realidad defendió a uno de sus amigos con una navaja de Boy Scout de un pedófilo de raza blanca que lo estaba molestando. Escapó del reformatorio en el año 1954 y se unió al ejército, al terminar sus labores ahí y ser dado de baja en 1956 decidió regresar a su ciudad natal con el objetivo de convertirse en boxeador profesional, sin embargo un mes después es arrestado por haberse escapado de dicho reformatorio. Durante su estadía en la cárcel decide estudiar y convertir su cuerpo en arma para lograr ser invencible llenándose de odio.
Cuando era niño y fue acusado del robo y asalto a mano armada, fue un policía llamado Della Pesca quien por medio de humillaciones lo condujo hasta el jurado que lo sentenció al reformatorio, fue el mismo que le siguió la pista después de su fuga del mismo para encarcelarlo nuevamente.
Con ayuda de la película “The Hurricane” se puede ver claramente que desde el inicio se manifiestan los signos de discriminación racial hacia Rubin, uno de los primeros que tuvo más relevancia fue el hecho de que no lo proclamaron campeón de peso medio en el ring de boxeo pese a su espléndido rendimiento debido a que era de raza negra mientras que su contrincante no lo era, sin importar todas sus victorias anteriores obteniéndolas abriéndose paso por su indudable talento y rapidez para derrotar a sus contrincantes, de ahí sale su apodo de boxeador “El Huracán”.
En 1966 Rubin se encontraba bebiendo en un bar y un fan llamado John Carter ofrece llevarlo a su casa a eso de las dos y media (2:30) de la madrugada, no tenían idea de los sucesos alternos que en ese entonces estaban sucediendo.
“Pistol shots ring out in the barroom night
enter patty valentine from the upper hall.
she sees the bartender in a pool of blood,
cries out, "my god, they killed them all!"
here comes the story of the hurricane,
the man the authorities came to blame
for somethin' that he never done.
put in a prison cell, but one time he could-a been
the champion of the world.” 1
Nadie vio directamente a los atacantes, ni Patty Valentine ni Alfred Bello, quien era un hombre que estaba haciendo guardia frente a ese establecimiento para luego robar la caja registradora, solo vieron que huyeron en un carro blanco lamentablemente muy parecido al de Rubin.
Cuando los policías arrestaron a Rubin y a John los llevaron directamente al hospital donde una de las victimas había sobrevivido y a pesar de que no veía bien le pidieron que tratara de identificarlos, en el caso de que ellos fueran los atacantes.
“the wounded man looks up through his one dyin' eye
says, "wha'd you bring him in here for? he ain't the guy!" 2
Sin embargo, fue Della Pesca quien se negó a creer en la declaración del testigo y cuando este murió, no mucho después ese año, llevó a los dos hombres a un tribunal donde sin ningún miramiento los sentenciaron a tres cadenas perpetuas por el triple asesinado del bar aquella noche.
En la película se puede ver que al llegar a la prisión, Rubin se niega a usar el mismo uniforme que los prisioneros ya que el alega con toda convicción que él no es el culpable de los crímenes de los cuales lo acusan y por eso no ha de ser tratado como criminal. El director de la cárcel entonces lo manda a una celda completamente oscura en el sótano del centro penitenciario, un lugar espantoso y frio el cual llevaba el apodo de “el agujero” durante noventa días. Al ser liberado de esa penuria, un guardia de la cárcel se percató de que su espíritu no se podría doblegar, y que si no quería que este recluso muriera, al menos habría que concederle ropa que no fuese igual a la de todos los reclusos, durante los siguientes siete años escribió un libro llamado “El decimosexto round” en el cual relata la historia de su vida y su estadía en la prisión y estudió meticulosamente su caso, llegando a la conclusión de que toda esta situación se había provocado por prejuicios raciales y solicitó una nueva audiencia, para la cual tuvo mucho apoyo de la población negra y muchos artistas famosos entre los cuales se encontraba Bob Dylan con su canción “Hurricane”. Dylan tuvo un gran papel en esta historia ya que antes de su éxito musical, el caso de Rubin se encontraba muy escondido con toda la intención de que no muchas personas supieran del mismo para que no se dieran cuenta de lo evidente.
La nueva audiencia lo declaró culpable nuevamente y Rubin perdió toda esperanza.
“All of rubin's cards were marked in advance
the trial was a pig-circus, he never had a chance.
the judge made rubin's witnesses drunkards from the slums
to the white folks who watched he was a revolutionary bum
and to the black folks he was just a crazy nigger.
no one doubted that he pulled the trigger.
and though they could not produce the gun,
the d.a. said he was the one who did the deed
and the all-white jury agreed.” 3
Lo que no había llegado al conocimiento de Rubin era que, en 1980, su libro había llegado a manos de un jovencito de 15 años llamado Lesra, el cual vivía en Canadá con sus tutores debido a que en su ciudad natal no sabía ni leer ni escribir y como ellos vieron potencial en él, se lo llevaron con el permiso de sus padres para que pudiera estudiar y asistir e ir a la universidad. Lesra estaba muy impresionado con el libro de Rubin ya que el mismo había sentido en carne propia lo que era la discriminación racial hacia su persona y su admiración llegó hasta el punto en el que llegó a mantener conversaciones por correo con él hasta que pudo visitarlo en el recinto carcelario en donde le tocó ver la cruel realidad en la que su ídolo se encontraba.
“Hay que aprender a superar las barreras que nos obstaculizan” le dijo Rubin a Lesra en su visita.
Ya desde antes de que Lesra fuese a la prisión en la cual Rubin se encontraba sus tutores empezaron a mostrar un gran interés por el tema que apasionaba tanto a su protegido, y luego de que él realizara la visita a la prisión decidieron ayudar al Huracán en lo que pudieran en su caso y lograron solicitar una nueva audiencia para luchar por su liberación. Rubin, al empezar a sentir nuevamente el contacto humano debido a la fuerza moral que le proporciona es muchacho decide volver a ser el mismo, a no dejar de luchar ni de pelear, pero cuando vuelven a perder el recurso se siente tan desanimado que le pide a Lesra y a sus tutores que no lo vuelvan a contactar, que no quiere volver a sentirse debilitado y aceptar que iba a pasar en esa pequeña celda el resto de sus días.
Al año, Lesra y sus tutores vuelven a escribirle una carta, en la cual el muchacho le mando un sobre que contenía su título del bachillerato, diciendo que él fue la inspiración que le hacía falta para ser fuerte y continuar con sus estudios para ser alguien importante en un futuro, Rubin volvió a contactarlos luego de eso mediante una llamada telefónica en la cual les confesaba desesperadamente que ya no podía soportarlo más.
Con ese llamado, Lesra y sus tutores se fueron de Canadá y se mudaron cerca de la prisión para, como prometieron, dedicarse a su caso y no descansar hasta que el saliese libre. Al hablar con los abogados de Rubin, quienes habían tomado el caso sin fin de lucro alguno, los mismos le dijeron que muchas otra personas, famosos incluidos habían querido el mismo fin que ellos buscaban, pero que el camino era demasiado duro y los resultados desconsoladores, pero de igual manera ellos decidieron quedarse e ir reconstruyendo el caso poco a poco.
El primer paso fue reconstruir nuevamente los testimonios, el de Patty y el de Bello, todo para llegar a la conclusión de que ambas declaraciones habían sido falsas debido a que cambiaban en los dos citatorios que se hicieron para que ellos colaboraran con el caso. En el caso de Bello, había roto de cierta forma su libertad condicional y si no quería volver a prisión debía alterar su declaración al cien por ciento frente al policía que tenía el caso bajo su responsabilidad, es decir, Della Pesca.
Pero según los registros policiales, faltaba la declaración de un testigo, un tal Avery, que si vio a los atacantes y aclaró que ninguno de ellos era Rubin o John, y el modelo del carro en el que salieron huyendo, que no era el del Huracán sino un Mónaco del 66 al cual se le prendían las luces de forma lineal cubriendo todo el parachoques trasero, mientras que el de Rubin no era ese modelo, pero como no dijo nada de lo que la policía corrupta quería que confesara, y como este hombre murió antes del juicio, no pudieron tomar en cuenta su declaración. Todo lo que correspondía a Avery lo consiguieron los canadienses gracias al testimonio de la esposa del mismo, que seguía viva y les permitió realizarle la entrevista dentro de su casa.
“Rubin carter was falsely tried.
the crime was murder "one," guess who testified?
bello and bradley and they both baldly lied
and the newspapers, they all went along for the ride.
how can the life of such a man
be in the palm of some fool's hand?
to see him obviously framed
couldn't help but make me feel ashamed to live in a land
where justice is a game.” 4
Della Pesca les sigue el rastro a los canadienses y los amenaza para que no sigan investigando el caso de Rubin, ellos asustados tuvieron que fingir calma delante del mismo debido a que ya habían avanzado mucho y todas las pruebas los estaban encaminando hacia lo que estaban buscando desde un inicio. Rubin y los abogados les indicaron que en una ocasión, un detective privado llamado Barbieri había tomado su caso, pero lo había abandonado debido a la dificultad del mismo y debido a las constantes amenazas por parte de la policía corrupta.
Con dicha información los canadienses fueron a la casa del detective, que para ese entonces había muerto, pero la hija del mismo los condujo hasta sus cajas de notas, en la cual descubrieron que el detective había anotado meticulosamente el caso de Rubin en un diario y ahí encontraron la pieza clave que lo conduciría a su liberación: los disparos de esa noche en el bar fueron evidentemente sonoros y el caso fue notificado a la policía a las 2:28 de la madrugada, e incluso en la estación de policía habían dicho que ya las patrullas habían salido a ver de qué se trataba, pero en el registro de la policía la hora fue cambiada a las 2:45 y al llevar ese mismo comprobante a Rubin, el inmediatamente pudo ver que la firma de la supuesta supervisora de turno en atender las llamadas telefónicas en la estación de policía había sido falsificada y la letra para él era muy familiar: la de Della Pesca.
Decidieron pedir otra audiencia, pero esta vez radicalmente diferente, ya que Rubin quiere acudir a un nuevo jurado, con un juez federal para que se conozca la verdad de una vez por todas, pero lo difícil y arriesgado de esta situación es que iban a presentar pruebas nuevas al juez y el panorama estaba oscuro debido a que las acusaciones eran bastante severas afirmando que el caso estaba basado en mentiras acusando a una policía y fiscalía corrupta, así que se le plantean dos opciones:
O se retira de ese tribunal a presentar las pruebas nuevas al juez que siempre se había encargado de su caso.
O procedía con este juez, que se iba a encargar de estudiar las pruebas a profundidad, pero que si perdía el caso, todas esas pruebas importantes se iban a perder y no tendría derecho a pedir un nuevo juicio a su favor nunca más.
Rubin decide proceder y antes de que se empiece la sesión declara que él vivía bajo la sombra del odio para boxear, pero no era un asesino, y rogó para que tuvieran en cuenta las pruebas y se hiciera justicia.
Al levantarse la sesión tuvo unas cuantas palabras con Lesra, quien le dijo que al crecer ansiaba convertirse en abogado para poder defender a quienes se encontraban en la misma situación que él, que Rubin lo había salvado y liberado por su manera de escribir y de ser y eso se lo agradecería siempre y que se sentiría muy decepcionado si no era liberado ese día de noviembre de 1985.
Cuando se vuelve a reanudar la sesión, el juez dice que en efecto Rubin fue encarcelado por prejuicios raciales y ocultación de pruebas y fue puesto en libertad inmediatamente.
“Siempre seré el Huracán” respondió Rubin a una pregunta que le hizo un periodista ya fuera del tribunal.
Tiempo después quisieron re abrir el caso para tratar de declararlo culpable nuevamente, pero la petición fue denegada, Rubin se mudó a Toronto donde se dedica a dar charlas de motivación y es director de la AIDWYC (Association in Defence of the Wrongly Convicted) creada en 1993, que se dedica a defender los derechos de los presidiarios que fueron encarcelados de manera injusta como él.
Falleció el 20 de Abril del 2014
that's the story of the hurricane,
but it won't be over till they clear his name
and give him back the time he's done.
put in a prison cell, but one time he could-a been
the champion of the world.5
1. Disparos de pistola resuenan en la noche en el bar
Llega Patty Valentine desde el piso de arriba
Ve al encargado en un charco de sangre
Grita: “¡Dios mío, los han matado a todos!”
Aquí viene la historia del Huracán.
El hombre al que las autoridades culparon
De algo que nunca hizo
Lo pusieron en una celda de prisión, pero él pudo haber sido
el campeón del mundo.
2. El hombre herido lo mira a través de su ojo moribundo
Dice: “¿Para qué lo traen?, este no es el tipo”
3. Todas las cartas de Rubin estaban marcadas de antemano
El juicio fue un circo de cerdos, él nunca tuvo una oportunidad
El juez hizo aparecer a los testigos de Rubin como borrachines de los bajos fondos
Para la gente blanca que miraba él era un vago revolucionario
Y para la gente de color él era solamente un negro loco
Nadie dudó de que él había apretado el gatillo
Y aunque no pudieron presentar el arma
El D. A. (Fiscal del distrito) dijo que él era el autor del hecho
Y el jurado de blancos estuvo de acuerdo
4. Rubin Carter fue falsamente enjuiciado
El crimen fue asesinato en primer grado, ¿adivinan quién testificó?
Bello y Bradley y los dos mintieron descaradamente
Y los periódicos, siguieron todos la corriente
¿Cómo puede la vida de un hombre como ese estar en la palma de la
mano de algún truhán?
Verlo tan obviamente entrampado
No puedo evitar avergonzarme de vivir en un país
Donde la justicia es un juego.
5. Esa es la historia del Huracán
Pero no terminará hasta que limpien su nombre
Y le devuelvan el tiempo que ha cumplido
Lo pusieron en la celda de una prisión, pero una vez pudo haber sido
El campeón del mundo
Mariana Betancourt Castro