Había una vez una chica que cayó en un pozo, en un abismo oscuro, posiblemente ya conozcas esa historia de memoria D, ya debes de saber que esta chica se convirtió en piedra por una temporada, cuando pensaba que ya no iba a salir más nunca de ese pozo, esta chica trataba de mantener caliente su corazón para que no se enfriara, para que no se convirtiera en piedra, sin embargo, algo que la chica supo sólo hasta un tiempo después fue que su corazón si se enfrió un poco y se recubrió con una capa de dureza, no tan impenetrable como la piedra, pero si era una pequeña coraza que impedía que su corazón fuese dañado, pero al mismo tiempo esa coraza limitaba un poco su corazón a sentir, esta coraza se formó permanentemente, pero había ciertas cosas que pasaban a través de ella, entre ellas está el chico que la terminó de ayudar a salir…
Este chico ha sabido como irse metiendo poco a poco en el corazón de la chica, ya que ella lo ha estado esperando desde siempre, sin embargo ella no tenía idea que en verdad muchachos como ese existían, pensaba que únicamente podían existir en su imaginación o en esos cuentos que había leído o inventado, ella en verdad se siente feliz a su lado, el mejor momento de cada día es cuando logra conversar con él, aunque sea un momento, y espera muy ansiosa el momento en el que se vean, sólo para ver su bonita sonrisa, para acariciar su suave rostro por la carencia de barba, para besar su frente cicatrizada, para ver sus profundos ojos obscuros y sólo encontrarse a ella en ellos. Este muchacho ha sabido como devolverle, repito, poco a poco a la chica lo que ella pensaba que había perdido, tal como el cariño por las cosas pequeñas, cosas que a cualquier persona le parecerían insignificantes…
…Pero ni él ni ella eran cualquier persona.
Cuando la chica se encontraba en lugares en los que pensaba que él lo pasaría bien, se los imaginaba a los dos yendo juntos en un futuro, cuando podía llevarlo a esos lugares lo hacía, con una gigantesca sonrisa en su rostro, le emocionaba verlo anonadado, viendo hacia todas partes porque nunca se habría imaginado visitar un lugar nuevo en tan grata compañía, a la chica le encantaba sorprenderlo con hermosos detalles, jugarle bromas pequeñas para que ambos rieran con ganas, cuando se sentía segura de sí misma, la chica se lanzaba a sus brazos y dejaba que éste la cargara, se sentía ligera como una pluma cuando eso ocurría, y cuando lo extrañaba mucho, cerraba los ojos y extendía su mano al aire y sentía en la punta de los dedos el recuerdo táctil de las facciones de su rostro, su mandíbula cuadrada, su barbilla rasposa, sus suaves labios, sus delgadas mejillas, sus pómulos, su nariz redondita, el arco de sus cejas, sus largas pestañas, su frente y su textura y su negro y liso cabello, incluso si se concentraba, podía sentir en su nariz el vago recuerdo del aroma de su perfume, el de su chaqueta de imitación de cuero, incluso el mismísimo olor de su piel, el chico inspiraba a la chica a ser la mejor versión de sí misma, y eso a ella le gustaba, nunca antes se había sentido más ella misma que estando a su lado, le gustaba poder ser ella misma y no ser juzgada al respecto, todo lo bueno que hacía por él era porque le nacía, sentía en su corazón el impulso por no dejar de sorprender al muchacho, y éste hacía lo mismo con ella, parte del duro corazón de la chica aún se mostraba cautelosa con respecto a la actitud de él, no porque desconfiara, sino porque a veces se preguntaba si todo esto era real, si en verdad podía haber alguien tan bueno. Él tiene sus defectos, defectos que lo hacían hermosamente humano, y le hacía falta empezar a estudiar, pero da su mejor esfuerzo para lograrlo ya que él desea con todas sus fuerzas permanecer al lado de su amor, su dulce amor.
D, pueden pasar días, semanas, meses o años, pero nunca me voy a cansar de contar nuestra historia, podría contarla y escucharla miles de veces y sería siempre un placer viajar a esos recuerdos. Puede que mi corazón siga teniendo una coraza protectora, mi mamá me dijo una vez que cuando se supera al primer amor, no se vuelve a amar igual, puede que no te agrade que me proteja inconscientemente, pero velo de esta manera, no todo logra llegar a mi corazón tan fácilmente como antes, y tu lo has hecho y lo sigues haciendo.
Me devolviste mis lágrimas de felicidad.
Mariana Betancourt Castro
…Pero ni él ni ella eran cualquier persona.
Cuando la chica se encontraba en lugares en los que pensaba que él lo pasaría bien, se los imaginaba a los dos yendo juntos en un futuro, cuando podía llevarlo a esos lugares lo hacía, con una gigantesca sonrisa en su rostro, le emocionaba verlo anonadado, viendo hacia todas partes porque nunca se habría imaginado visitar un lugar nuevo en tan grata compañía, a la chica le encantaba sorprenderlo con hermosos detalles, jugarle bromas pequeñas para que ambos rieran con ganas, cuando se sentía segura de sí misma, la chica se lanzaba a sus brazos y dejaba que éste la cargara, se sentía ligera como una pluma cuando eso ocurría, y cuando lo extrañaba mucho, cerraba los ojos y extendía su mano al aire y sentía en la punta de los dedos el recuerdo táctil de las facciones de su rostro, su mandíbula cuadrada, su barbilla rasposa, sus suaves labios, sus delgadas mejillas, sus pómulos, su nariz redondita, el arco de sus cejas, sus largas pestañas, su frente y su textura y su negro y liso cabello, incluso si se concentraba, podía sentir en su nariz el vago recuerdo del aroma de su perfume, el de su chaqueta de imitación de cuero, incluso el mismísimo olor de su piel, el chico inspiraba a la chica a ser la mejor versión de sí misma, y eso a ella le gustaba, nunca antes se había sentido más ella misma que estando a su lado, le gustaba poder ser ella misma y no ser juzgada al respecto, todo lo bueno que hacía por él era porque le nacía, sentía en su corazón el impulso por no dejar de sorprender al muchacho, y éste hacía lo mismo con ella, parte del duro corazón de la chica aún se mostraba cautelosa con respecto a la actitud de él, no porque desconfiara, sino porque a veces se preguntaba si todo esto era real, si en verdad podía haber alguien tan bueno. Él tiene sus defectos, defectos que lo hacían hermosamente humano, y le hacía falta empezar a estudiar, pero da su mejor esfuerzo para lograrlo ya que él desea con todas sus fuerzas permanecer al lado de su amor, su dulce amor.
D, pueden pasar días, semanas, meses o años, pero nunca me voy a cansar de contar nuestra historia, podría contarla y escucharla miles de veces y sería siempre un placer viajar a esos recuerdos. Puede que mi corazón siga teniendo una coraza protectora, mi mamá me dijo una vez que cuando se supera al primer amor, no se vuelve a amar igual, puede que no te agrade que me proteja inconscientemente, pero velo de esta manera, no todo logra llegar a mi corazón tan fácilmente como antes, y tu lo has hecho y lo sigues haciendo.
Me devolviste mis lágrimas de felicidad.
Mariana Betancourt Castro