En la clase de crónica nos pidieron escribir una de viajes, lo interesante de esta clase de trabajos es que tienes que resaltar justamente las partes que no fueron tan buenas o cosas que no salieron bien, para que no sea simplemente "contar el viaje", debo admitir que ese viaje es el mejor que he hecho en mi vida, y por más cosas "malas" que pasaran, no logran opacar lo bueno, pero si se resaltan en forma de: anécdotas graciosas (mis favoritas) Espero que les guste:
En el viaje de los 15 años de mi hermana, ella y yo nos propusimos una meta: recorrer los parques de Universal Studios y Island Adventure en un día, para lo cual teníamos que ser rápidas y saltarnos las cosas que ya habíamos visitado en el viaje anterior (a excepción de algunas cosas que en verdad no nos podíamos perder). El clima no estuvo de nuestro lado esa mañana, el cielo estaba nublado y amenazaba con llover, sin embargo, ambas le pedimos a nuestros padres que nos dejaran en la entrada de City Walk y de ahí, pasar corriendo a los parques, ambas equipadas con trajes de baño bajo la ropa, un bolso con una muda, dinero, agua y sándwiches, fuimos directamente a Island.
Nuestra primera parada fue a la zona de Marvel, un ala del parque completamente decorada y ambientada como uno de los comics del gran Stan Lee, y al entrar sabíamos que nuestra primera atracción iba a ser la increíblemente salvaje montaña de Hulk, la cual ruge como un monstruo al estar en funcionamiento, dejamos nuestros bolsos en un casillero y nos pusimos a hacer la cola, por dentro parecía que en verdad estuviésemos en el laboratorio dónde, por accidente, Hulk fue creado, la experiencia en la montaña desata los niveles de adrenalina hasta el punto de que al bajarnos fuimos corriendo como locas al ascensor del Doctor Doom, quien apareció en la zona de espera dándome un susto de muerte, ya en la atracción como tal subimos y bajamos tan rápido que en un momento pensé que iba a salir disparada de mi asiento, luego fuimos al simulador de Spiderman en el cual nos separamos para ahorrar más tiempo.
Ya para el momento que salimos de la zona de Marvel , tenía tanta hambre que me comí los dos sándwiches que mamá nos preparó de un zopetón mientras trotaba a la siguiente atracción ya que mi hermana me llevaba a la carrera. Fuimos a la Toon Lagoon, especializada en atracciones con agua, y como estábamos en verano, a pesar de estar nublado, hacía muchísimo calor, al montarnos en la atracción de Popeye, que es una balsa enorme y redonda con un compartimiento en el medio para colocar bolsos o pertenencias sin que se salpiquen, notamos algo curioso, unas mujeres morenas se montaron con bolsas amarradas en los zapatos y gorros de baño, mi hermana y yo compartimos una mirada que decía de manera explícita “que locas”, aunque luego de que la balsa se inundara y que básicamente nos empapásemos por completo, nos arrepentimos porque a pesar de que era divertido y de cierta forma reconfortante estar empapadas bajo ese calor, tener las medias y los zapatos mojados durante todo el día tuvo sus consecuencias, pero ya llegaremos a eso.
Empapadas como estábamos nos fuimos a un tobogán de agua, en el cual nos tomó por sorpresa una torrencial tormenta tropical con rayos y truenos, pero como ya estábamos escurriendo agua, no nos importó mojarnos un poco más sin parar de reírnos de las personas que, a pesar de estar mojadas por las atracciones, se ponían ponchos para evitar el agua de la lluvia ¿Qué sentido tenía eso? Al menos presumo que el agua de lluvia estaba mucho más limpia que la de los juegos.
El maratón de los dos parques continuó en Jurasic Park, lo más gracioso de casi todas las atracciones a las que nos subimos era que para ahorrar tiempo, mi hermana y yo hacíamos la cola de gente que va sola, que la usan para llenar los asientos vacíos y en todas las atracciones tocamos juntas, ya sea al lado o en algún lugar del carro, ahorramos tiempo e íbamos siempre juntas, puede que fuese una casualidad inmensa, sin embargo es algo que recomiendo hacer, luego nos dirigimos al ala del parque que me hace sentir en una especie de hogar: The Wizarding World of Harry Potter, al ser unas grandes fanáticas de los libros y películas desde muy corta edad, mi hermana y yo estábamos muy emocionadas de poder estar ahí, ¡qué emoción tan grande la música que emanaba de las cornetas de los postes y los edificios, las tienditas perfectamente ambientadas, los empleados que te saludan amablemente con sus uniformes de Hogwarts! , todo es simplemente maravilloso, nos subimos a la montaña rusa del vuelo de los dragones, hicimos un poco más de fila para montarnos de primeras, pero valió la pena al sentir la adrenalina a flor de piel, gritábamos por la emoción y nos reíamos de las decenas de flip-flops (cholas) que había tiradas en el suelo bajo la atracción, en verdad ¿A quién se le ocurre montarse en esa monstruosidad con cholas? Yo temía que mis zapatos saliesen volando, y eso que eran deportivos y estaban muy bien amarrados. Al salir de ese juego, nos percatamos que nos dolía la cabeza y moríamos de hambre, y puesto que el restaurante “Las tres escobas” estaba lleno, fuimos a Jurasic Park a comernos unas hamburguesas. Al regresar a nuestro mágico lugar feliz proseguimos a ir al simulador del castillo de Hogwarts, pensábamos en hacer la fila para hacer el recorrido completo por el castillo, pero justo en el momento en que guardamos los bolsos en casilleros y corrimos a hacer la cola, el reloj que marcaba los minutos desde ese punto hasta la atracción como tal cambió de noventa (90) minutos a ¡ciento veinte (120)! Como ya habíamos conocido esa cola la primera vez que fuimos, nos saltamos esa parte corriendo por la puerta de single rider. A pesar de brincarnos el abreboca a esa maravillosa atracción, fue estupendo, hasta el punto que de la emoción de haber sentido que formé parte, aunque fuese por unos minutos, de las historias que yo más amo en el mundo junto con personajes que yo sentía en mi corazón que eran mis amigos, lloré cuando nos tocó dejar esa parte del parque mientras bebía una sabrosa y super dulce cerveza de mantequilla.
En el momento que dejamos Island Adventure y estábamos por entrar a Universal fue cuando empezó Cristo a padecer, por las largas caminatas y carreras a lo largo del primer parque juntando eso con los zapatos y medias que seguían húmedos, sentí que centenares de agujas se clavaban en la planta de mis pies con cada paso que daba e incluso cuando me quedaba de pie tranquila, fue un alivio que nuestra siguiente atracción fuese un cine 3D de Shrek, porque sentía que en cualquier momento caería de rodillas y no me levantaría de ahí. Ya al salir del simulador caminaba sin sentir los pies, tantos mensajes les mandé que decidieron dormirse un rato, por lo que caminamos al siguiente lugar en la lista, nuestro némesis, la montaña rusa Rip Ride Rock It, la primera vez que fuimos le agarramos tanto miedo que me dije que nunca más me volvería a montar, sin embargo, la mejor manera de superar los miedos es enfrentándolos, por lo que nos montamos: la subida es lo peor que hay, acostadas por completo en un ángulo de noventa grados mientras colocas la canción que más te guste escuchar mientras te encuentras en ella, por ponerle un toque gracioso a mi desgracia decidí escuchar “I will survive” y así fue como el gran miedo y trauma que le tenía a ese juego desapareció mientras me reía y hasta levantaba los brazos en las curvas pronunciadas, nos gustó tanto que nos volvimos a montar luego de ir a la atracción de la Maldición de la Momia y los Simpsons, justo en el momento en el que se ponía el sol. No éramos las únicas que nos moríamos de cansancio, pudimos observar gente que se quedó dormida en el piso de una especie de anfiteatro donde nos sentamos para merendar, al salir, si hubiésemos podido volar o arrastrarnos, no lo hubiésemos pensado dos veces antes de hacerlo, nuestros padres nos llamaron diciendo que nos esperarían en la tienda de Universal, en la cual no estaban cuando llegamos, así que aprovechamos el tiempo para comprarnos unas cuantas cositas antes de irnos, mientras mi hermana pagaba y yo me apoyaba en una columna se me acercó un guardia de la tienda y me preguntó cómo estaba, le dije que me encontraba muy cansada por recorrer dos parques en un día con mi hermanita menor, que no sentía los pies, olía mal y quería a mi mamá, el guardia no pudo evitar reírse, usualmente los americanos no conversan así con perfectos extraños, por eso es que a la mayoría de las personas de allá les parecen extraños los latinos, en fin, cuando nuestros padres nos encontraron, mi hermana y yo estábamos sentadas en el piso recostadas de una palmera a punto de quedarnos dormidas como indigentes, la caminata al carro fue eterna, y no sé de dónde saqué las energías para bañarme al llegar al hotel, pero lo hice, fue mi pequeño momento de realización y una de las pocas veces en las que apenas apoyo la cabeza en la almohada y me duermo, pero exactamente a las cinco de la mañana me levanté porque sentía como si mis pies se estuviesen quemando, como si estuviese caminando sobre fuego, sin mencionar los calambres en las pantorrillas, tuve que respirar para no ponerme a llorar y volverme a dormir, al día siguiente me levanté a las 12 del día y me costó pararme para ir al mall.
A pesar de ese dolor y las ampollas que luego nos salieron a mi hermana y a mí, fue una de las experiencias más lindas del viaje porque sólo nos encontrábamos ella y yo, ella usualmente es muy cascarrabias, y estar con ella sin que estuviese así siento que nos unió un poco más, aunque de alguna manera siempre terminamos peleando o pasando por malos entendidos.
Este viaje tuvo muchas otras historias divertidas, pero si me dedicara a contarlas todas para esta tarea de crónica, escribiría demasiado y no quisiera que se hiciera demasiado tedioso.
Mariana Betancourt Castro.
Nuestra primera parada fue a la zona de Marvel, un ala del parque completamente decorada y ambientada como uno de los comics del gran Stan Lee, y al entrar sabíamos que nuestra primera atracción iba a ser la increíblemente salvaje montaña de Hulk, la cual ruge como un monstruo al estar en funcionamiento, dejamos nuestros bolsos en un casillero y nos pusimos a hacer la cola, por dentro parecía que en verdad estuviésemos en el laboratorio dónde, por accidente, Hulk fue creado, la experiencia en la montaña desata los niveles de adrenalina hasta el punto de que al bajarnos fuimos corriendo como locas al ascensor del Doctor Doom, quien apareció en la zona de espera dándome un susto de muerte, ya en la atracción como tal subimos y bajamos tan rápido que en un momento pensé que iba a salir disparada de mi asiento, luego fuimos al simulador de Spiderman en el cual nos separamos para ahorrar más tiempo.
Ya para el momento que salimos de la zona de Marvel , tenía tanta hambre que me comí los dos sándwiches que mamá nos preparó de un zopetón mientras trotaba a la siguiente atracción ya que mi hermana me llevaba a la carrera. Fuimos a la Toon Lagoon, especializada en atracciones con agua, y como estábamos en verano, a pesar de estar nublado, hacía muchísimo calor, al montarnos en la atracción de Popeye, que es una balsa enorme y redonda con un compartimiento en el medio para colocar bolsos o pertenencias sin que se salpiquen, notamos algo curioso, unas mujeres morenas se montaron con bolsas amarradas en los zapatos y gorros de baño, mi hermana y yo compartimos una mirada que decía de manera explícita “que locas”, aunque luego de que la balsa se inundara y que básicamente nos empapásemos por completo, nos arrepentimos porque a pesar de que era divertido y de cierta forma reconfortante estar empapadas bajo ese calor, tener las medias y los zapatos mojados durante todo el día tuvo sus consecuencias, pero ya llegaremos a eso.
Empapadas como estábamos nos fuimos a un tobogán de agua, en el cual nos tomó por sorpresa una torrencial tormenta tropical con rayos y truenos, pero como ya estábamos escurriendo agua, no nos importó mojarnos un poco más sin parar de reírnos de las personas que, a pesar de estar mojadas por las atracciones, se ponían ponchos para evitar el agua de la lluvia ¿Qué sentido tenía eso? Al menos presumo que el agua de lluvia estaba mucho más limpia que la de los juegos.
El maratón de los dos parques continuó en Jurasic Park, lo más gracioso de casi todas las atracciones a las que nos subimos era que para ahorrar tiempo, mi hermana y yo hacíamos la cola de gente que va sola, que la usan para llenar los asientos vacíos y en todas las atracciones tocamos juntas, ya sea al lado o en algún lugar del carro, ahorramos tiempo e íbamos siempre juntas, puede que fuese una casualidad inmensa, sin embargo es algo que recomiendo hacer, luego nos dirigimos al ala del parque que me hace sentir en una especie de hogar: The Wizarding World of Harry Potter, al ser unas grandes fanáticas de los libros y películas desde muy corta edad, mi hermana y yo estábamos muy emocionadas de poder estar ahí, ¡qué emoción tan grande la música que emanaba de las cornetas de los postes y los edificios, las tienditas perfectamente ambientadas, los empleados que te saludan amablemente con sus uniformes de Hogwarts! , todo es simplemente maravilloso, nos subimos a la montaña rusa del vuelo de los dragones, hicimos un poco más de fila para montarnos de primeras, pero valió la pena al sentir la adrenalina a flor de piel, gritábamos por la emoción y nos reíamos de las decenas de flip-flops (cholas) que había tiradas en el suelo bajo la atracción, en verdad ¿A quién se le ocurre montarse en esa monstruosidad con cholas? Yo temía que mis zapatos saliesen volando, y eso que eran deportivos y estaban muy bien amarrados. Al salir de ese juego, nos percatamos que nos dolía la cabeza y moríamos de hambre, y puesto que el restaurante “Las tres escobas” estaba lleno, fuimos a Jurasic Park a comernos unas hamburguesas. Al regresar a nuestro mágico lugar feliz proseguimos a ir al simulador del castillo de Hogwarts, pensábamos en hacer la fila para hacer el recorrido completo por el castillo, pero justo en el momento en que guardamos los bolsos en casilleros y corrimos a hacer la cola, el reloj que marcaba los minutos desde ese punto hasta la atracción como tal cambió de noventa (90) minutos a ¡ciento veinte (120)! Como ya habíamos conocido esa cola la primera vez que fuimos, nos saltamos esa parte corriendo por la puerta de single rider. A pesar de brincarnos el abreboca a esa maravillosa atracción, fue estupendo, hasta el punto que de la emoción de haber sentido que formé parte, aunque fuese por unos minutos, de las historias que yo más amo en el mundo junto con personajes que yo sentía en mi corazón que eran mis amigos, lloré cuando nos tocó dejar esa parte del parque mientras bebía una sabrosa y super dulce cerveza de mantequilla.
En el momento que dejamos Island Adventure y estábamos por entrar a Universal fue cuando empezó Cristo a padecer, por las largas caminatas y carreras a lo largo del primer parque juntando eso con los zapatos y medias que seguían húmedos, sentí que centenares de agujas se clavaban en la planta de mis pies con cada paso que daba e incluso cuando me quedaba de pie tranquila, fue un alivio que nuestra siguiente atracción fuese un cine 3D de Shrek, porque sentía que en cualquier momento caería de rodillas y no me levantaría de ahí. Ya al salir del simulador caminaba sin sentir los pies, tantos mensajes les mandé que decidieron dormirse un rato, por lo que caminamos al siguiente lugar en la lista, nuestro némesis, la montaña rusa Rip Ride Rock It, la primera vez que fuimos le agarramos tanto miedo que me dije que nunca más me volvería a montar, sin embargo, la mejor manera de superar los miedos es enfrentándolos, por lo que nos montamos: la subida es lo peor que hay, acostadas por completo en un ángulo de noventa grados mientras colocas la canción que más te guste escuchar mientras te encuentras en ella, por ponerle un toque gracioso a mi desgracia decidí escuchar “I will survive” y así fue como el gran miedo y trauma que le tenía a ese juego desapareció mientras me reía y hasta levantaba los brazos en las curvas pronunciadas, nos gustó tanto que nos volvimos a montar luego de ir a la atracción de la Maldición de la Momia y los Simpsons, justo en el momento en el que se ponía el sol. No éramos las únicas que nos moríamos de cansancio, pudimos observar gente que se quedó dormida en el piso de una especie de anfiteatro donde nos sentamos para merendar, al salir, si hubiésemos podido volar o arrastrarnos, no lo hubiésemos pensado dos veces antes de hacerlo, nuestros padres nos llamaron diciendo que nos esperarían en la tienda de Universal, en la cual no estaban cuando llegamos, así que aprovechamos el tiempo para comprarnos unas cuantas cositas antes de irnos, mientras mi hermana pagaba y yo me apoyaba en una columna se me acercó un guardia de la tienda y me preguntó cómo estaba, le dije que me encontraba muy cansada por recorrer dos parques en un día con mi hermanita menor, que no sentía los pies, olía mal y quería a mi mamá, el guardia no pudo evitar reírse, usualmente los americanos no conversan así con perfectos extraños, por eso es que a la mayoría de las personas de allá les parecen extraños los latinos, en fin, cuando nuestros padres nos encontraron, mi hermana y yo estábamos sentadas en el piso recostadas de una palmera a punto de quedarnos dormidas como indigentes, la caminata al carro fue eterna, y no sé de dónde saqué las energías para bañarme al llegar al hotel, pero lo hice, fue mi pequeño momento de realización y una de las pocas veces en las que apenas apoyo la cabeza en la almohada y me duermo, pero exactamente a las cinco de la mañana me levanté porque sentía como si mis pies se estuviesen quemando, como si estuviese caminando sobre fuego, sin mencionar los calambres en las pantorrillas, tuve que respirar para no ponerme a llorar y volverme a dormir, al día siguiente me levanté a las 12 del día y me costó pararme para ir al mall.
A pesar de ese dolor y las ampollas que luego nos salieron a mi hermana y a mí, fue una de las experiencias más lindas del viaje porque sólo nos encontrábamos ella y yo, ella usualmente es muy cascarrabias, y estar con ella sin que estuviese así siento que nos unió un poco más, aunque de alguna manera siempre terminamos peleando o pasando por malos entendidos.
Este viaje tuvo muchas otras historias divertidas, pero si me dedicara a contarlas todas para esta tarea de crónica, escribiría demasiado y no quisiera que se hiciera demasiado tedioso.
Mariana Betancourt Castro.