¿Sabes qué es lo bonito de los amaneceres?
El amanecer es la recompensa a haber soportado el momento más oscuro y frío de la
noche, ese en el que a veces la luna no se encuentra y las estrellas amenazan con
desvanecerse, ese en el que no podías ver nada y sentías tanto frío y miedo que pensabas
que ibas a morir. Y lo sé, se que puede doler muchísimo, se que puede ser difícil de
soportar, que la desesperación puede invadirte y poseer todos los rincones de tu cuerpo
y de tu alma, puede que sea duro, pero es en el momento de los desafíos más difíciles
cuando nos probamos de que estamos hechos, es como una competencia contra nuestro
peor enemigo y crítico: nosotros mismos.
Mis padres suelen decirme que se vale caerse y sentir ese dolor para aprender, pero es
obligatorio levantarse, sacudirse la tierra de las rodillas y seguir adelante, que aunque
duela insoportablemente en el momento, te volverá mucho más fuerte y tarde o
temprano lo dejarás de sentir, porque pudiste con eso, porque probaste que eres fuerte y
que fuiste capaz de hacerlo enfrentándote a la oscuridad y al frío en su punto máximo,
es ahí cuando de pronto el cielo empieza a cambiar su tonalidad oscura a una más clara.
Ya no hay ese silencio que atormenta, sino que los pájaros empiezan a afinar sus trinos
para saludar a la mañana.
Y en ese momento y solo en ese momento, es cuando sale el sol perezoso y sonrojado
Y sonríe, porque lo lograste, aguantaste, tuviste mucha fortaleza y voluntad, y te premia
brindándote sus rayos de esperanza, diciéndote que siempre valió la pena todo por lo
que pasaste, que aunque dudaras en ciertos momentos: lo lograste.
Por más oscura y fría que sea la noche, nunca será así para siempre, tarde o temprano
amanecerá.
Mariana Betancourt Castro
El amanecer es la recompensa a haber soportado el momento más oscuro y frío de la
noche, ese en el que a veces la luna no se encuentra y las estrellas amenazan con
desvanecerse, ese en el que no podías ver nada y sentías tanto frío y miedo que pensabas
que ibas a morir. Y lo sé, se que puede doler muchísimo, se que puede ser difícil de
soportar, que la desesperación puede invadirte y poseer todos los rincones de tu cuerpo
y de tu alma, puede que sea duro, pero es en el momento de los desafíos más difíciles
cuando nos probamos de que estamos hechos, es como una competencia contra nuestro
peor enemigo y crítico: nosotros mismos.
Mis padres suelen decirme que se vale caerse y sentir ese dolor para aprender, pero es
obligatorio levantarse, sacudirse la tierra de las rodillas y seguir adelante, que aunque
duela insoportablemente en el momento, te volverá mucho más fuerte y tarde o
temprano lo dejarás de sentir, porque pudiste con eso, porque probaste que eres fuerte y
que fuiste capaz de hacerlo enfrentándote a la oscuridad y al frío en su punto máximo,
es ahí cuando de pronto el cielo empieza a cambiar su tonalidad oscura a una más clara.
Ya no hay ese silencio que atormenta, sino que los pájaros empiezan a afinar sus trinos
para saludar a la mañana.
Y en ese momento y solo en ese momento, es cuando sale el sol perezoso y sonrojado
Y sonríe, porque lo lograste, aguantaste, tuviste mucha fortaleza y voluntad, y te premia
brindándote sus rayos de esperanza, diciéndote que siempre valió la pena todo por lo
que pasaste, que aunque dudaras en ciertos momentos: lo lograste.
Por más oscura y fría que sea la noche, nunca será así para siempre, tarde o temprano
amanecerá.
Mariana Betancourt Castro