Hace más de un año empecé por iniciativa propia una especie de proyecto personal que yo misma nombré: Cada día cuenta. Tuve que pasar por un dolor bastante fuerte y, queriendo salir de esa especie de estado de trance en el que me encontraba, (en el que sentía que cada día era lo mismo, un laberinto sin salida, un sufrimiento que no paraba de aplastarme el corazón) me puse a hacer una especie de calendario en unas hojas tamaño carta que usualmente coloco en el corcho de mi cuarto, cada mes ocupa una hoja. Pero no es un calendario común y corriente en el que únicamente anoto cosas por hacer o cumpleaños, es uno en donde escribo o hago un dibujito de lo mejor o lo más impactante de aquel día que pasó en el cuadro que lo representa.Dibujo yo misma los calendarios porque los puedo decorar como quiera, a mi manera, eso es lo divino de las hojas en blanco, que con sólo ponerles algo, ya adquieren belleza. Al principio me costó bastante porque la sombra de la monotonía todavía se aferraba a mi, pero a medida que pasaban los días y yo les encontraba algo bueno, aunque fuese la cosa más sencilla y pequeña del mundo, me sentía mejor, mi visión de las cosas se iba aclarando y descubrí lo valioso que es encontrar los aspectos positivos de un día que cualquiera pensó que fue gris, o lo impactantes que son algunos hechos que aunque no sean tan buenos, es necesario recordarlos. Digo que es valioso porque (además de que funciona como un excelente ejercicio de memoria) sirve para darme cuenta de lo valiosa que es mi vida, de lo importante que es tener paciencia, sonreír o incluso llorar cuando es necesario y que no hace falta que salve un niño de un incendio o que impida un robo para tener historias memorables que contar. ¿No les ha pasado que le preguntan a alguien por su día y les contesta que no pasó nada especial? pues esa es la mayor de las mentiras, todos los días ocurre algo especial, es sólo cuestión de prestarle atención a los detalles para caer en cuenta que si, tu día si tuvo algo que merezca la pena contar; puede que a ti no te parezca importante el hecho de que, por ejemplo, ayudaste a una niña a quitarse un chicle que tenía pegado al cabello, pero puede que para la niña o incluso para esa persona que te preguntó por tu día si les parezca algo genial, porque puede que esa niña estaba aterrada porque se dirigía a su casa con el chicle pegado al cabello cuando su mamá no le permite masticarlo y le vayan a dar el regaño de su vida, o puede que a esa persona que te preguntó por tu día vivió una situación similar de la cual se tuvo que zafar cortándose el mechón, lo que en su momento le pareció algo TERRIBLE, pero que ahora cuenta sin parar de reír (los momentos horribles o vergonzosos de hoy podrían convertirse en las historias graciosas de mañana), y que, sin darte cuenta, la risa de esa persona te haga sonreír y acordarte de otra historia, ya sea tuya o de alguien ¿Ves que es más fácil de lo que crees? Con algunas excepciones (incluso hasta dos meses porque me fui de vacaciones, pero no importa porque yo igual escribí en forma de cartas todo lo que me pasó durante ellas para siempre SIEMPRE tenerlo en cuenta) desde abril del año pasado he estado representando cada día con mínimo, un acontecimiento memorable, también guardo las hojas en una carpeta, para cuando me quiero poner a recordar y es un proyecto que para mí no tiene límite o fecha tope de entrega, ya que mientras yo esté viva, cada día pasará algo nuevo, bueno o malo, que valdrá la pena recordar, así que seguiré haciéndolo porque siento que hace que mi vida sea más especial, que aprecie aún más lo que tengo y que valore la persistencia de la memoria a lo largo del tiempo. Espero que ya dentro de un tiempo pueda sacar esas hojas que puede que ya estén teñidas de amarillo y recordarlo todo sonriendo o reflexionando. Es algo muy bonito, puede que de flojera al principio, pero a quien lea esto lo invito a hacerlo, a la larga no te vas a arrepentir y querrás continuarlo indefinidamente :)
Mariana Betancourt Castro
Mariana Betancourt Castro