Este último mes me han pasado cosas que en verdad me han cambiado el panorama, haciendo que me replanteara muchísimas veces la idea de remover por completo la esperanza, la luz y la bondad de mi interior para impedir que extraños y que acciones de mis conocidos me hicieran daño. Cosas personales que me hicieron cambiar en tiempo record, partes de mi ser que se cerraron y que no se abrirán en mucho tiempo (esta vez lo digo en serio)
Pero hoy en la mañana me enteré de algo, algo maravilloso que hizo que me pusiera inmensamente feliz: La legalización del matrimonio igualitario en todos los estados de USA.
Este hecho histórico del que todos nos enteramos el día de hoy no se trata sólo de permitir que se celebren bodas del mismo sexo, es en verdad admitir ante el mundo que amar está bien y que no hay que tener miedo de amar. Es un paso muy importante para que las grandes brechas se hagan cada día más pequeñas y para que las minorías sean escuchadas, y que en verdad siempre se luche por algo, porque, vamos a admitirlo, hace veinte años, por ejemplo, esto hubiese sido un planteamiento completamente absurdo e imposible, y hoy todos, les guste o no, presenciamos como lo imposible se hizo posible después de años de lucha.
La humanidad tenía tiempo sin tocar mi fibra sensible de esta manera, recordándome de cierta forma que no puedo simplemente enterrar ciertos aspectos de mí sólo por el hecho de que me lastiman o yo misma me hago daño, aspectos tales como la constancia, la fuerza de voluntad y la fe en que todo se puede si se trabaja lo suficiente para lograrlo.
Espero que para el resto de aquellos que se encuentran tras barreras creadas por las mismas personas que los rodean, esto sea un enorme grito de aliento para que se levanten y luchen por sus derechos, por hacerse valer, por tener voz y por ser el apoyo para aquellos que en algún momento se encontraron tan perdidos como ellos.
Hoy fuimos testigos del poder del amor, de la lucha que se llevó a cabo en su nombre y de su triunfo, hoy fuimos testigos de cómo el amor ganó.
Mariana Betancourt Castro
Pero hoy en la mañana me enteré de algo, algo maravilloso que hizo que me pusiera inmensamente feliz: La legalización del matrimonio igualitario en todos los estados de USA.
Este hecho histórico del que todos nos enteramos el día de hoy no se trata sólo de permitir que se celebren bodas del mismo sexo, es en verdad admitir ante el mundo que amar está bien y que no hay que tener miedo de amar. Es un paso muy importante para que las grandes brechas se hagan cada día más pequeñas y para que las minorías sean escuchadas, y que en verdad siempre se luche por algo, porque, vamos a admitirlo, hace veinte años, por ejemplo, esto hubiese sido un planteamiento completamente absurdo e imposible, y hoy todos, les guste o no, presenciamos como lo imposible se hizo posible después de años de lucha.
La humanidad tenía tiempo sin tocar mi fibra sensible de esta manera, recordándome de cierta forma que no puedo simplemente enterrar ciertos aspectos de mí sólo por el hecho de que me lastiman o yo misma me hago daño, aspectos tales como la constancia, la fuerza de voluntad y la fe en que todo se puede si se trabaja lo suficiente para lograrlo.
Espero que para el resto de aquellos que se encuentran tras barreras creadas por las mismas personas que los rodean, esto sea un enorme grito de aliento para que se levanten y luchen por sus derechos, por hacerse valer, por tener voz y por ser el apoyo para aquellos que en algún momento se encontraron tan perdidos como ellos.
Hoy fuimos testigos del poder del amor, de la lucha que se llevó a cabo en su nombre y de su triunfo, hoy fuimos testigos de cómo el amor ganó.
Mariana Betancourt Castro