Podría decir que el martes fue un día extremadamente tranquilo, hice lo que tenía que hacer: ir a la universidad, trabajar, en fin, con respecto a la entrevista, decidí no ir, estaría regalando mi tiempo, el que empleo para algo por lo que me pagan más y además, estudiar para la universidad y no dejar las cosas para el último momento, ya que no hay nada que me choque más que eso.
El miércoles fui a la oficina de Sam y estuve ahí toda la tarde, fue muy divertido, estar con él es muy agradable y simplemente se siente muy bien, luego de eso me fui a mi casa, hice ejercicio y me preparé mentalmente para lo duro que fue el día de hoy hasta ahora:
Fefy vino en la mañana bien temprano, porque nos tocó hacer una actividad de servicio comunitario que nos valía el triple de las horas, y aunque no fuimos a clase valió la pena, pero cabe a destacar que ya para las doce tenía hambre y estaba de mal humor, sin contar que ya estaba fosforito porque, por ser responsable, adelanté un montón de trabajo en la mañana, cosa que me tomó tiempo, para que al final mi jefe me dijera que quitara todo eso y que mandara otra cosa que él me mandaría porque con el primero se equivocó.
Escupí fuego.
En fin, pude esconder dos libros que me interesaron en la actividad en la que estuve con adopta un libro, uno que me interesa leer a mi y otro que se lo prestaré a Sam, porque justamente estábamos hablando de él el otro día ¿Pueden adivinar cuál es? así es, El cuento número trece.
Ahora estoy esperando a que se haga un poco más tarde, para hacer mis ejercicios, puesto que ya terminé de arreglar lo que me pidieron y no pienso trabajar más.
Haber hecho la actividad hoy trae muchísimos beneficios, tal como poder levantarme tarde mañana, desayunar aquí, almorzar con mi mamá, y luego irme relajada a mi casa a esperar la clase de yoga con Valentina.
Tenía tiempo sin estar tan feliz porque mañana es viernes.
Mariana Betancourt Castro.
El miércoles fui a la oficina de Sam y estuve ahí toda la tarde, fue muy divertido, estar con él es muy agradable y simplemente se siente muy bien, luego de eso me fui a mi casa, hice ejercicio y me preparé mentalmente para lo duro que fue el día de hoy hasta ahora:
Fefy vino en la mañana bien temprano, porque nos tocó hacer una actividad de servicio comunitario que nos valía el triple de las horas, y aunque no fuimos a clase valió la pena, pero cabe a destacar que ya para las doce tenía hambre y estaba de mal humor, sin contar que ya estaba fosforito porque, por ser responsable, adelanté un montón de trabajo en la mañana, cosa que me tomó tiempo, para que al final mi jefe me dijera que quitara todo eso y que mandara otra cosa que él me mandaría porque con el primero se equivocó.
Escupí fuego.
En fin, pude esconder dos libros que me interesaron en la actividad en la que estuve con adopta un libro, uno que me interesa leer a mi y otro que se lo prestaré a Sam, porque justamente estábamos hablando de él el otro día ¿Pueden adivinar cuál es? así es, El cuento número trece.
Ahora estoy esperando a que se haga un poco más tarde, para hacer mis ejercicios, puesto que ya terminé de arreglar lo que me pidieron y no pienso trabajar más.
Haber hecho la actividad hoy trae muchísimos beneficios, tal como poder levantarme tarde mañana, desayunar aquí, almorzar con mi mamá, y luego irme relajada a mi casa a esperar la clase de yoga con Valentina.
Tenía tiempo sin estar tan feliz porque mañana es viernes.
Mariana Betancourt Castro.