Ayer experimenté la depresión, no digo la palabra a la ligera, en verdad estaba sumamente deprimida.
Lo único que podía aliviarme era irme a la casa de Valentina, cosa que no ocurrió porque su teléfono se volvió pote justamente el día de ayer y bueno, la vida.
Sentía que me ahogaba en tristeza, literalmente sentía todos mis órganos oprimidos por la tristeza y por más que lloré no me la podía sacar del pecho, intentaba pararme a hacer las cosas que por lo general me distraen pero no podía hacerlo, lo máximo que hice fue ir al mercado a comprar comida para gatos para los bandidos de abajo pero después de eso fue cómo si una manta densa y pesada de pura tristeza me cubriera y no me quería poner de pie, no quería comer, no quería hacer nada, sólo quería llorar y eso me asustó mucho y no fue sino hasta que lloré gritando cómo si fuese una bebé recién nacida en el hombro de mi papá que me sentí mejor, no fue sino hasta que solté todo ese dolor que tenía en el pecho que me sentí capaz de respirar nuevamente.
Pero igual el día de hoy fue algo gris.
Si, hice mis cosas, no me quedé acostada todo el día porque se que poco a poco debo ir mejorando, he sido capaz de reírme un poco y de distraerme voluntariamente.
Ha sido y será difícil, pero poco a poco los días serán menos grises.
Mariana Betancourt Castro
Lo único que podía aliviarme era irme a la casa de Valentina, cosa que no ocurrió porque su teléfono se volvió pote justamente el día de ayer y bueno, la vida.
Sentía que me ahogaba en tristeza, literalmente sentía todos mis órganos oprimidos por la tristeza y por más que lloré no me la podía sacar del pecho, intentaba pararme a hacer las cosas que por lo general me distraen pero no podía hacerlo, lo máximo que hice fue ir al mercado a comprar comida para gatos para los bandidos de abajo pero después de eso fue cómo si una manta densa y pesada de pura tristeza me cubriera y no me quería poner de pie, no quería comer, no quería hacer nada, sólo quería llorar y eso me asustó mucho y no fue sino hasta que lloré gritando cómo si fuese una bebé recién nacida en el hombro de mi papá que me sentí mejor, no fue sino hasta que solté todo ese dolor que tenía en el pecho que me sentí capaz de respirar nuevamente.
Pero igual el día de hoy fue algo gris.
Si, hice mis cosas, no me quedé acostada todo el día porque se que poco a poco debo ir mejorando, he sido capaz de reírme un poco y de distraerme voluntariamente.
Ha sido y será difícil, pero poco a poco los días serán menos grises.
Mariana Betancourt Castro