Y como segundo libro que conforma la "Trilogía de la niebla" y también el segundo libro de Carlos Ruiz Zafón que me leí tenemos: El palacio de la medianoche.
Ben y Sheere son dos hermanos mellizos que durante casi 16 años estuvieron separados, cada uno con experiencias de vida diferentes: Sheere con su abuela y Ben siendo huérfano y viviendo pequeñas aventuras con su pequeño grupo de amigos por las calles de calcuta en 1932. Al volver a encontrarse su principal objetivo es mantenerse alejados de Jawahal, un misterioso y sombrío sujeto que no descansará hasta atraparlos y asesinarlos, dadas las circunstancias, los hermanos acuden a la Chowbar Society, el pequeño club de huérfanos que son fieles amigos de Ben, usualmente se reúnen en una casita en ruinas la cual llamaron con mucho orgullo "El Palacio de la media noche" para contar secretos que nunca deben salir de ese círculo de personas, y por sobre todas las cosas, juran protegerse los unos a los otros sin importar las condiciones ni consecuencias.
Escribir esto me impulsa a volver a leerme esta magnífica historia, no solo porque es de uno de mis escritores favoritos, sino porque me hace recordar la primera vez que lo leí, era una niña, tenía como 12 o 13 años y estaba con mi familia de viaje en margarita, en el apartamento de mi padrino, ya llevaba unos días leyéndolo, pero recuerdo que el último día teníamos que irnos de madrugada al aeropuerto y ya era tarde así que intenté quedarme corrido leyéndolo, cabe a destacar que no lo logré, me quedé dormida con el libro en el pecho, pero aún puedo percibir la sensación de mi piel bronceada, del frío del aire acondicionado contrastado con lo arropada que me encontraba, de como sentía el calor de las llamas que envuelven al tren de la portada, todo.
Leer un libro es una experiencia maravillosa porque no solo guardas en tus memorias un nuevo mundo al cual puedes acudir cuando quieras, sino que en esas páginas están escritas con tinta invisible, los momentos que pasabas a la hora de leerlo.
Aquí se los dejo.
Mariana Betancourt Castro.
Escribir esto me impulsa a volver a leerme esta magnífica historia, no solo porque es de uno de mis escritores favoritos, sino porque me hace recordar la primera vez que lo leí, era una niña, tenía como 12 o 13 años y estaba con mi familia de viaje en margarita, en el apartamento de mi padrino, ya llevaba unos días leyéndolo, pero recuerdo que el último día teníamos que irnos de madrugada al aeropuerto y ya era tarde así que intenté quedarme corrido leyéndolo, cabe a destacar que no lo logré, me quedé dormida con el libro en el pecho, pero aún puedo percibir la sensación de mi piel bronceada, del frío del aire acondicionado contrastado con lo arropada que me encontraba, de como sentía el calor de las llamas que envuelven al tren de la portada, todo.
Leer un libro es una experiencia maravillosa porque no solo guardas en tus memorias un nuevo mundo al cual puedes acudir cuando quieras, sino que en esas páginas están escritas con tinta invisible, los momentos que pasabas a la hora de leerlo.
Aquí se los dejo.
Mariana Betancourt Castro.