Soy miope y utilizo lentes desde los cinco años, a los diecisiete decidí empezar a usar lentes de contacto y descubrí que me gusta más como me veo con ellos y los seguí usando, hace dos días se me rompió uno del último par que me quedaba, semanas antes ya había empezado a notar que tenían una pequeña grieta y decidí hacerlos rendir lo más que pude mientras buscaba en mi óptica de confianza otro paquete de lentes de contacto desechables de aumento -6, cual es mi sorpresa cuando me dicen que no hay material y no los han podido traer. Y así fui preguntando óptica por óptica, obteniendo respuestas variadas que conducían en resumen a un simple “No”.
Lo sé, en principio esto no puede ser considerado una muy buena historia de terror, pero ahora vamos a plantear la siguiente situación:
Una madre soltera de dos niños en edad de lactancia cuyo trabajo apenas le da, tiene que encontrar pañales, así sean de la talla incorrecta, y no consigue nada ¿Se te empieza a arrugar un poco el corazón verdad? Vamos con la siguiente:
Un muchacho joven, en lo que podría ser la flor de su vida, la edad en la que debería salir, correr y disfrutar, es esclavo de llamar cada día a farmacias y laboratorios para preguntar cuándo llegará su medicamento para la diabetes, porque hace ya un tiempo que no se lo está administrando y siente cómo la enfermedad se va apoderando cada vez más de su persona. Podría ser tu hijo o tu hermano. Si me permiten, vamos con otra:
Un padre de una familia humilde se encuentra en la obligación de cuidar de sus cuatro hijos ya que su mujer, quien usualmente se encargaba de ellos, ha caído gravemente enferma por esa pandemia extraña que está atacando a los habitantes de ciertas zonas del país, y no conforme con que debe conseguir la ropa, comida y otros neceseres obligatorios para los niños, debe a su vez pagar el tratamiento para su esposa, que no sabe si podrá sobrevivir a esto.
¿Ven como las cosas se pueden ir volviendo más graves cuándo empezamos hablando de la falta de materiales para traer un simple paquete de lentes de contacto?
Venezuela se hunde cada día más en una oleada de problemas que empiezan desde algo que a simple vista es superficial e insignificante, sin tanta importancia, como para ser ignorado, luego a eso se va sumando otro, y otro hasta que llega un punto en el que nos encontramos con el agua al cuello y nos preguntamos desesperadamente cómo nos permitimos acumular tantos asuntos pendientes, de cómo cada asunto tonto que pudimos haber resuelto en menos tiempo del que imaginamos ahora nos tomará el doble o incluso el triple.
Ahora ¿recuerdan cuando al principio les mencioné que esto no era una historia de terror? ¿Qué opinan ahora? En ocasiones no hacen falta los efectos especiales o las historias de maldiciones, fantasmas o brujas para que algo te congele la sangre en las venas, hagan que tus ojos se llenen de lágrimas de pánico o que tus piernas sientan la necesidad de hacerte correr y llevarte lejos del peligro.
En ocasiones la realidad da mucho más miedo que la ficción.
Mariana Betancourt Castro.
Lo sé, en principio esto no puede ser considerado una muy buena historia de terror, pero ahora vamos a plantear la siguiente situación:
Una madre soltera de dos niños en edad de lactancia cuyo trabajo apenas le da, tiene que encontrar pañales, así sean de la talla incorrecta, y no consigue nada ¿Se te empieza a arrugar un poco el corazón verdad? Vamos con la siguiente:
Un muchacho joven, en lo que podría ser la flor de su vida, la edad en la que debería salir, correr y disfrutar, es esclavo de llamar cada día a farmacias y laboratorios para preguntar cuándo llegará su medicamento para la diabetes, porque hace ya un tiempo que no se lo está administrando y siente cómo la enfermedad se va apoderando cada vez más de su persona. Podría ser tu hijo o tu hermano. Si me permiten, vamos con otra:
Un padre de una familia humilde se encuentra en la obligación de cuidar de sus cuatro hijos ya que su mujer, quien usualmente se encargaba de ellos, ha caído gravemente enferma por esa pandemia extraña que está atacando a los habitantes de ciertas zonas del país, y no conforme con que debe conseguir la ropa, comida y otros neceseres obligatorios para los niños, debe a su vez pagar el tratamiento para su esposa, que no sabe si podrá sobrevivir a esto.
¿Ven como las cosas se pueden ir volviendo más graves cuándo empezamos hablando de la falta de materiales para traer un simple paquete de lentes de contacto?
Venezuela se hunde cada día más en una oleada de problemas que empiezan desde algo que a simple vista es superficial e insignificante, sin tanta importancia, como para ser ignorado, luego a eso se va sumando otro, y otro hasta que llega un punto en el que nos encontramos con el agua al cuello y nos preguntamos desesperadamente cómo nos permitimos acumular tantos asuntos pendientes, de cómo cada asunto tonto que pudimos haber resuelto en menos tiempo del que imaginamos ahora nos tomará el doble o incluso el triple.
Ahora ¿recuerdan cuando al principio les mencioné que esto no era una historia de terror? ¿Qué opinan ahora? En ocasiones no hacen falta los efectos especiales o las historias de maldiciones, fantasmas o brujas para que algo te congele la sangre en las venas, hagan que tus ojos se llenen de lágrimas de pánico o que tus piernas sientan la necesidad de hacerte correr y llevarte lejos del peligro.
En ocasiones la realidad da mucho más miedo que la ficción.
Mariana Betancourt Castro.