No es un secreto que en nuestro interior hay luz y oscuridad y debido a que no estamos diseñados para ser perfectos y equilibrados, en muchas ocasiones esa oscuridad que habita en nosotros se esparce como cuando derramas unas gotas de tinta en un vaso con agua limpia, a esa mancha oscura que siento que toma control de mi la llamo: mis demonios.
Esos demonios son básicamente una versión oscura de nosotros mismos que sólo se van cuando los enfrentas, sin embargo es sumamente difícil pelear contra ellos ya que nos conocen, saben con que salir cada vez que intentamos escapar, nos rodean de oscuridad y nos hacen sentir vulnerables y débiles, tan indefensos que nos vemos tentados a quebrarnos y llorar y cuando lo hacemos, casi podemos escuchar las risas burlonas por de ellos. No tienen piedad ni te dejarán tranquilo, si los dejas pueden aferrarse a tu alma y corazón, apretando el mismo a su antojo, haciendo que sientas un frío que crees que te matará de tristeza tarde o temprano.
Pero como dije anteriormente, sólo nosotros tenemos el poder de alejar a nuestros demonios, de aplacarlos y encerrarlos nuevamente en su jaula, en esa parte de nuestro interior que sabemos que existe, que enfrentamos, pero que en muchas ocasiones cometemos el error de olvidar y finalmente se desbordan para volver a atacarte; esta en nuestras manos hacerlos retroceder y dejarles en claro que no vas a permitir que te dañen más, y así, demostrarles que somos más fuertes que ellos.
El miedo, el odio, la envidia, la rabia son los principales demonios que viven en nosotros, o al menos en mi, y de vez en cuando salen a molestarme, me cuesta aplacarlos pero es mi deber hacerlo porque nadie lo hará por mi, pero es increíble pensar que puede que las mayores inspiraciones para realizar los más oscuros y horribles films e historias de terror estén basados en elementos que habitan en todos nosotros.
Cada uno es su propia película o libro de historias.
Mariana Betancourt Castro
Esos demonios son básicamente una versión oscura de nosotros mismos que sólo se van cuando los enfrentas, sin embargo es sumamente difícil pelear contra ellos ya que nos conocen, saben con que salir cada vez que intentamos escapar, nos rodean de oscuridad y nos hacen sentir vulnerables y débiles, tan indefensos que nos vemos tentados a quebrarnos y llorar y cuando lo hacemos, casi podemos escuchar las risas burlonas por de ellos. No tienen piedad ni te dejarán tranquilo, si los dejas pueden aferrarse a tu alma y corazón, apretando el mismo a su antojo, haciendo que sientas un frío que crees que te matará de tristeza tarde o temprano.
Pero como dije anteriormente, sólo nosotros tenemos el poder de alejar a nuestros demonios, de aplacarlos y encerrarlos nuevamente en su jaula, en esa parte de nuestro interior que sabemos que existe, que enfrentamos, pero que en muchas ocasiones cometemos el error de olvidar y finalmente se desbordan para volver a atacarte; esta en nuestras manos hacerlos retroceder y dejarles en claro que no vas a permitir que te dañen más, y así, demostrarles que somos más fuertes que ellos.
El miedo, el odio, la envidia, la rabia son los principales demonios que viven en nosotros, o al menos en mi, y de vez en cuando salen a molestarme, me cuesta aplacarlos pero es mi deber hacerlo porque nadie lo hará por mi, pero es increíble pensar que puede que las mayores inspiraciones para realizar los más oscuros y horribles films e historias de terror estén basados en elementos que habitan en todos nosotros.
Cada uno es su propia película o libro de historias.
Mariana Betancourt Castro