El mundo en el que vivimos se está volviendo cada vez más gris, hostil y antipático, sin embargo hay veces en las que se puede encontrar algo de luz en el de las maneras menos esperadas. Ayer por ejemplo, estaba lloviendo, y estaba esperando el autobús con mi paraguas cundo a mi lado se para un señor con varios paquetes en los brazos, lo vi y simplemente le ofrecí compartir el paraguas, él lo agradeció mucho y nos pusimos a hablar, me contó que iba a ser actor, pero se retiró antes de empezar, me narró la historia de como fue marinero y navegó en un barco griego, que también lo dejó porque el barco se hundió, por suerte el se había quedado en Europa y no murió ahí, pero que cuando llegó a Vzla, como al mes, ya su madre le estaba haciendo novenarios, su regreso fue milagroso para su familia. Puede que haya sido verdad, o puede que haya sido mentira, sin embargo, algo que no era falso era su agradecimiento ante un simple gesto de amabilidad y su sinceridad al decirme que casi no quedan personas así de buenas en el mundo.
Aquí en Venezuela tenemos un sexto sentido para identificar quien puede ser peligroso y quien no así que ¿Que tal brindarle un poco de amabilidad a quienes vemos que lo merecen?
Aquí en Venezuela tenemos un sexto sentido para identificar quien puede ser peligroso y quien no así que ¿Que tal brindarle un poco de amabilidad a quienes vemos que lo merecen?