Amo la campaña publicitaria "Cupidity" del helado Cornetto, he visto casi todos los videos y me inspiré un poquito para escribir una pequeña historia así, espero que sea de su agrado:
Todos queremos ser amados, todos queremos estar enamorados. Es gracioso como el mundo no ama precisamente al amor, sino a una historia de amor, pero en algunas ocasiones estamos demasiado ocupados idealizando como podría ser la historia perfecta y no podemos ver que eso que tanto buscamos lo tenemos justamente en frente de nosotros, tomen el caso de María, una bibliotecaria de 23 años cuyo pasatiempo favorito es leer las historias de amor más hermosas que algún día se pudiesen haber hecho, a ella también le encantaba redactar sus historias y siempre escribía cosas que podían dar la talla necesaria como para hacerla una gran escritora, pero María las consideraba insípidas e insuficientes y las desechaba, para volver a enterrar la nariz en uno de sus libros ¿Que cómo se esto? bueno, digamos que ser el empleado de limpieza de dicha biblioteca tiene sus ventajas, tengo guardados todos sus escritos y me parecen brillantes. Paralelo a ella está Francisco, un joven de 25 años aspirante a editor, que ha pasado tanto tiempo en su pequeña oficina aprobando y rechazando manuscritos para pasárselos su jefe, que le es casi imposible volver a emocionarse por las historias que lee, para Francisco leer se había convertido en simplemente buscar palabras clave y hechos relativamente emocionantes para pasarlo o no a su superior, pero de igual manera nunca tomaban en cuenta sus postulaciones, por lo que hacía mucho que había dejado de esforzarse, incluso pasó por alto el aviso que le llegó que el próximo aspirante que trajese la historia más interesante sería ascendido, nuevamente ¿Que cómo se esto? Francisco extraña todas las emociones que solía sentir al leer un libro y conectarse con él, así que viene dos veces a la semana a la Biblioteca, toma un libro al azar y empieza a leerlo, por lo general no le interesa, lo deja en el estante, vacía la basura de sus bolsillos en la papelera y se va , ahí fue cuando encontré el memo de su oficina, junto con otras pequeñas listas de pensamientos que el escribía en recibos de compras o viejas servilletas ¿Ven lo que les digo? María y Francisco están tan cerca pero al mismo tiempo tan lejos el uno del otro, para que se encuentren tendría que pasar algo extraordinario, por suerte, soy Cupido.
Últimamente María había puesto mucho esfuerzo en una historia, ya llevaba varios capítulos de hecho, pero por alguna razón decidió tirarlos, precisamente ese era el día en el que Francisco iba a la biblioteca a sentarse en la mesa de siempre, así que no me costó demasiado poner ahí los capítulos y simplemente sentarme a esperar. Ya el joven había tomado un libro, al sentarse la pequeña y arrugada paca de papeles llamaron su atención, miró hacia los lados para comprobar si le pertenecían a alguna persona, pero al no ver a nadie, su vista se deslizó como quien no quiere la cosa al título: "Cuarzo Rosa" de María Bayand, la historia inmediatamente lo atrapó y quedó prendado de una historia tan apasionante pero al mismo tiempo tan delicada que no se percató de cuánto tiempo había estado sentado en esa silla. Cuando llegó la hora de cerrar la biblioteca, María se paseo como siempre entre todos los pasillos y por cada mesa con un libro en su mano, esperando no encontrar a nadie, cual fue la sorpresa cuando se encontró con aquel hombre completamente aislado del mundo por estar tan concentrado leyendo.
-Disculpa- interrumpió María con un poco de vergüenza, Francisco sobresaltado guardó apresuradamente el manuscrito en su maletín- Ya es hora de cerrar al público-
-Lo siento, estaba concentrado leyendo- se disculpó Francisco sin poder contener una sonrisa- tenía tiempo que no me sentía tan emocionado por leer algo, reí, lloré, en verdad extrañaba esa sensación-
-¿La de ser atrapado por un libro? Me encanta sentir eso, amo leer con todo mi corazón-
-Soy aspirante a editor, ya todo lo que corresponde a leer se me ha vuelto demasiado tedioso como para volver a sentir de esa manera-
-Pero si no sientes ninguna emoción ¿Cómo es posible que realices bien tu trabajo?-
-Acostumbrándome a aprobar lo corriente y desechar lo que opino que no tiene ni pies ni cabeza, por ejemplo ¿que libro estás leyendo en este momento?-
-Como agua para chocolate-
-Es completamente predecible que Tita se va a quedar con Pedro a pesar que el doctor John es un mejor hombre para ella...- en ese momento se interrumpe al observar la expresión de asombro y tristeza de María- te he contado el final ¿verdad?
-Ya me lo he leído tres veces- se aproxima a la silla que queda junto a Francisco y toma asiento- no me has dicho nada que yo no sepa, pero es tu forma tan fría de hablar del libro lo que me asombra, puede que existan personas a las que les guste mucho el final, otras que no tanto, pero eso no deja de hacer que esta sea una historia preciosa, cálida y llena de aprendizajes y que dependiendo del momento que estés viviendo, te llega de distintas maneras al corazón, es decir ¿Acaso tu trabajo te lo ha dejado tan seco?-
-Quizás fuese más fácil si apreciaran lo que hago, recuerdo la emoción que sentí cuando entré de pasante y luego me quedé de fijo por un sueldo mínimo que en realidad es una basura, pero me alegraba porque en verdad pensaba que le estaba brindando una oportunidad a las personas para que pudiesen cumplir su sueño de publicar un libro, pero al poco tiempo me di cuenta que mi trabajo sólo consiste en leer la basura que el jefe no quiere ni mirar y cuando paso algo que me parece bueno, lo ignoran casi por completo, me quedo porque necesito el dinero, por poco que sea y porque ya la costumbre me ha ganado- María lo miró con tristeza, pero luego le dedicó una amable sonrisa y colocándole una mano en el hombro dijo
-Vamos, no puede ser tan malo, entre tanta basura que te ha tocado leer ¿No te has topado con algo que valga la pena contarme?-
-Bueno- Francisco hizo un pequeña pausa mientras se frotaba la barbilla- una vez un sujeto mandó su manuscrito sin corregir los errores de ortografía, puede que existan errores inofensivos que cualquiera los puede cometer, pero escribir cosas como "quadro" "visiquleta" y "kanción" no tienen perdón de nadie- María puso los ojos como platos y soltó un carcajada que hizo eco en toda la biblioteca, al ser su risa tan contagiosa, Francisco se terminó riendo también, y se quedaron hablando de esos pequeños desastres ocurridos en sus respectivos trabajos, hicieron café y continuaron hablando hasta altas horas de la noche.
-Sabes, hay personas que desbordan talento, pero simplemente no se dan cuenta del potencial que tienen- comentó Francisco sorbiendo un poco de café mientras María se secaba las lágrimas por haberse reído tanto de un comentario que hizo el joven tan solo unos segundos atrás- Por ejemplo, esta chica, María Bayand- dijo mientras sacaba el manuscrito de su maletín- tiene tanto talento para hilar una historia que sientes que todo el mundo que te rodea desaparece y todo lo que existe son sus palabras, que te envuelven y te rescatan de lo común y aburrido, no entiendo por qué lo habrá dejado olvidado en esta mesa y sin terminar, si pudiese contactarla, de seguro postularía su historia en la especie de concurso que está armado en la oficina-
A María se le borró la sonrisa del rostro y le arrebató el manuscrito de las manos -¿Cómo es posible que tengas esto?-
-Espera un segundo ¿Tu eres María Bayand?- Francisco estaba perplejo y la expresión de su rostro lo demostraba a la perfección.
-¿Cómo es posible que lo tengas si yo lo tiré a la basura? ¿Acaso la revisaste? ¿Todo esto fue parte de un plan para convencerme de que siga escribiendo esta basura?
-¿Estás loca? te acabo de decir que lo encontré en la mesa, y quiérete un poco más, esta historia no es basura, es una de las mejores que he leído en muchos años-
-Oh por favor, deja de adularme sin bases, yo no siento que esa historia sea buena-
-Hey, intenta calmarte un poco, si me dieras la oportunidad de llevarle esto a mi jefe, sería provechoso para los dos, tienes un gran talento-
María apretó el manuscrito contra su pecho mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, miles de pensamientos se vinieron a su cabeza, pero al final el miedo la venció y arrojó nuevamente el manuscrito a la basura.
-Es ahí donde pertenece-
-No María, no entiendes en verdad el potencial...-
-¿Qué sabes tu de verdadero potencial?- lo interrumpió- ¿Que sabes tu de emoción o potencial cuando ya tu corazón se ha quedado seco y marchito?-
Francisco la miró herido y se fue lo más rápido que pudo de la biblioteca, olvidando su maletín, María lloró mucho hasta que se calmó y se fue a su casa sumamente triste.
El amor no es fácil, si así lo fuese, pues entonces no sería amor en verdad, pero hay veces en las que necesitamos un pequeño empujón, así que a la mañana siguiente, en su escritorio, me encargué de colocar el manuscrito que había tirado a la basura la noche anterior y el maletín de Francisco, en el cual, entre tantos papeles con pensamientos, se encontraba su tarjeta de presentación con la dirección de la editorial para la que trabajaba, María se sentó pesadamente en la silla con el manuscrito en una mano y la tarjeta en la otra, su falta de confianza era lo que había hecho que reaccionara así e hiriera a la primera persona que le había dicho que en verdad tenía talento, sin saber que hacer empezó a hojear las páginas que había escrito, pude observar que su mirada brillaba mientras se le iban ocurriendo nuevas ideas para darle un final propio a la historia que había creado, aprovechó que ese día no había casi gente en la biblioteca y se pasó horas y horas tecleando ferozmente, incluso se saltó la hora de almuerzo, al finalizar la tarde estaba terminando de imprimir, como ya no había nadie, cerró la biblioteca más temprano y fue lo más rápido que pudo a la editorial, se encontró a Francisco saliendo de ahí, mirando tristemente al suelo.
-¡Francisco!- dijo María para llamar su atención mientras el la miraba sorprendido-¿Es muy tarde para presentar el manuscrito?-
-María...- murmuró mientras tomaba el libro en sus manos- era hasta hoy-
-Por favor, sigue siendo hoy, no quiero privarte de esta oportunidad, tampoco quiero privarme yo de esta oportunidad, eres la primera persona que me ha dicho que soy buena para escribir, soy muy insegura pero tu me diste la confianza para hacer lo que nunca pensé que lograría, terminar una historia- dijo muy segura mientras le tendía el maletín que había olvidado- Por favor ¿Podrías intentarlo?Y...¿Perdonarme por todo lo que te dije? -
Francisco la miró y apretó el manuscrito -¿El final es tan bueno como lo que he ido leyendo?-
-Espero que lo sea-
El muchacho sonrió y salió disparado escaleras arriba para llevárselo a su jefe, mientras María esperaba con el corazón a mil por hora, unos minutos después, Francisco apareció por la entrada principal.
-Lo aceptó, ahora sólo es cuestión de tiempo, esperar a que lo lea y ver que opina- tomó las manos de la chica y le dijo mirándola a los ojos- No importa si lo elige o no, para mi, te has convertido en mi escritora favorita- María no pudo contener sus lágrimas de felicidad.
Pasaron unas cuantas semanas y María y Francisco empezaron a verse más seguido, disfrutaban mucho de la compañía del otro, pero la felicidad máxima llegó la tarde en la que Francisco entró a la biblioteca con un contrato y un carnet colgado en el cuello.
-El jefe quiere verte mañana a primera hora, este es tu contrato para publicar tu libro en la editorial-
-¡Y te promovieron! Estoy tan feliz por ti- gritó María saltando a abrazarlo.
-Y yo por ti- Respondió él abrazándola fuertemente, al separarse un poco no se pudo resistir a darle un beso y ella a corresponderlo, marcando así el inicio de una nueva vida para los dos, llena de emociones y alegrías.
Hay cientos de historias de amor allí afuera esperando hacerse realidad, es cuestión de saber que pueden ocurrir incluso en las situaciones menos esperadas sin tener que ser tan épicas como las de algunos cuentos.
Yo soy Cupido y esto es Cupidity
Disfruta el viaje, ama el final.
Mariana Betancourt Castro
Últimamente María había puesto mucho esfuerzo en una historia, ya llevaba varios capítulos de hecho, pero por alguna razón decidió tirarlos, precisamente ese era el día en el que Francisco iba a la biblioteca a sentarse en la mesa de siempre, así que no me costó demasiado poner ahí los capítulos y simplemente sentarme a esperar. Ya el joven había tomado un libro, al sentarse la pequeña y arrugada paca de papeles llamaron su atención, miró hacia los lados para comprobar si le pertenecían a alguna persona, pero al no ver a nadie, su vista se deslizó como quien no quiere la cosa al título: "Cuarzo Rosa" de María Bayand, la historia inmediatamente lo atrapó y quedó prendado de una historia tan apasionante pero al mismo tiempo tan delicada que no se percató de cuánto tiempo había estado sentado en esa silla. Cuando llegó la hora de cerrar la biblioteca, María se paseo como siempre entre todos los pasillos y por cada mesa con un libro en su mano, esperando no encontrar a nadie, cual fue la sorpresa cuando se encontró con aquel hombre completamente aislado del mundo por estar tan concentrado leyendo.
-Disculpa- interrumpió María con un poco de vergüenza, Francisco sobresaltado guardó apresuradamente el manuscrito en su maletín- Ya es hora de cerrar al público-
-Lo siento, estaba concentrado leyendo- se disculpó Francisco sin poder contener una sonrisa- tenía tiempo que no me sentía tan emocionado por leer algo, reí, lloré, en verdad extrañaba esa sensación-
-¿La de ser atrapado por un libro? Me encanta sentir eso, amo leer con todo mi corazón-
-Soy aspirante a editor, ya todo lo que corresponde a leer se me ha vuelto demasiado tedioso como para volver a sentir de esa manera-
-Pero si no sientes ninguna emoción ¿Cómo es posible que realices bien tu trabajo?-
-Acostumbrándome a aprobar lo corriente y desechar lo que opino que no tiene ni pies ni cabeza, por ejemplo ¿que libro estás leyendo en este momento?-
-Como agua para chocolate-
-Es completamente predecible que Tita se va a quedar con Pedro a pesar que el doctor John es un mejor hombre para ella...- en ese momento se interrumpe al observar la expresión de asombro y tristeza de María- te he contado el final ¿verdad?
-Ya me lo he leído tres veces- se aproxima a la silla que queda junto a Francisco y toma asiento- no me has dicho nada que yo no sepa, pero es tu forma tan fría de hablar del libro lo que me asombra, puede que existan personas a las que les guste mucho el final, otras que no tanto, pero eso no deja de hacer que esta sea una historia preciosa, cálida y llena de aprendizajes y que dependiendo del momento que estés viviendo, te llega de distintas maneras al corazón, es decir ¿Acaso tu trabajo te lo ha dejado tan seco?-
-Quizás fuese más fácil si apreciaran lo que hago, recuerdo la emoción que sentí cuando entré de pasante y luego me quedé de fijo por un sueldo mínimo que en realidad es una basura, pero me alegraba porque en verdad pensaba que le estaba brindando una oportunidad a las personas para que pudiesen cumplir su sueño de publicar un libro, pero al poco tiempo me di cuenta que mi trabajo sólo consiste en leer la basura que el jefe no quiere ni mirar y cuando paso algo que me parece bueno, lo ignoran casi por completo, me quedo porque necesito el dinero, por poco que sea y porque ya la costumbre me ha ganado- María lo miró con tristeza, pero luego le dedicó una amable sonrisa y colocándole una mano en el hombro dijo
-Vamos, no puede ser tan malo, entre tanta basura que te ha tocado leer ¿No te has topado con algo que valga la pena contarme?-
-Bueno- Francisco hizo un pequeña pausa mientras se frotaba la barbilla- una vez un sujeto mandó su manuscrito sin corregir los errores de ortografía, puede que existan errores inofensivos que cualquiera los puede cometer, pero escribir cosas como "quadro" "visiquleta" y "kanción" no tienen perdón de nadie- María puso los ojos como platos y soltó un carcajada que hizo eco en toda la biblioteca, al ser su risa tan contagiosa, Francisco se terminó riendo también, y se quedaron hablando de esos pequeños desastres ocurridos en sus respectivos trabajos, hicieron café y continuaron hablando hasta altas horas de la noche.
-Sabes, hay personas que desbordan talento, pero simplemente no se dan cuenta del potencial que tienen- comentó Francisco sorbiendo un poco de café mientras María se secaba las lágrimas por haberse reído tanto de un comentario que hizo el joven tan solo unos segundos atrás- Por ejemplo, esta chica, María Bayand- dijo mientras sacaba el manuscrito de su maletín- tiene tanto talento para hilar una historia que sientes que todo el mundo que te rodea desaparece y todo lo que existe son sus palabras, que te envuelven y te rescatan de lo común y aburrido, no entiendo por qué lo habrá dejado olvidado en esta mesa y sin terminar, si pudiese contactarla, de seguro postularía su historia en la especie de concurso que está armado en la oficina-
A María se le borró la sonrisa del rostro y le arrebató el manuscrito de las manos -¿Cómo es posible que tengas esto?-
-Espera un segundo ¿Tu eres María Bayand?- Francisco estaba perplejo y la expresión de su rostro lo demostraba a la perfección.
-¿Cómo es posible que lo tengas si yo lo tiré a la basura? ¿Acaso la revisaste? ¿Todo esto fue parte de un plan para convencerme de que siga escribiendo esta basura?
-¿Estás loca? te acabo de decir que lo encontré en la mesa, y quiérete un poco más, esta historia no es basura, es una de las mejores que he leído en muchos años-
-Oh por favor, deja de adularme sin bases, yo no siento que esa historia sea buena-
-Hey, intenta calmarte un poco, si me dieras la oportunidad de llevarle esto a mi jefe, sería provechoso para los dos, tienes un gran talento-
María apretó el manuscrito contra su pecho mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, miles de pensamientos se vinieron a su cabeza, pero al final el miedo la venció y arrojó nuevamente el manuscrito a la basura.
-Es ahí donde pertenece-
-No María, no entiendes en verdad el potencial...-
-¿Qué sabes tu de verdadero potencial?- lo interrumpió- ¿Que sabes tu de emoción o potencial cuando ya tu corazón se ha quedado seco y marchito?-
Francisco la miró herido y se fue lo más rápido que pudo de la biblioteca, olvidando su maletín, María lloró mucho hasta que se calmó y se fue a su casa sumamente triste.
El amor no es fácil, si así lo fuese, pues entonces no sería amor en verdad, pero hay veces en las que necesitamos un pequeño empujón, así que a la mañana siguiente, en su escritorio, me encargué de colocar el manuscrito que había tirado a la basura la noche anterior y el maletín de Francisco, en el cual, entre tantos papeles con pensamientos, se encontraba su tarjeta de presentación con la dirección de la editorial para la que trabajaba, María se sentó pesadamente en la silla con el manuscrito en una mano y la tarjeta en la otra, su falta de confianza era lo que había hecho que reaccionara así e hiriera a la primera persona que le había dicho que en verdad tenía talento, sin saber que hacer empezó a hojear las páginas que había escrito, pude observar que su mirada brillaba mientras se le iban ocurriendo nuevas ideas para darle un final propio a la historia que había creado, aprovechó que ese día no había casi gente en la biblioteca y se pasó horas y horas tecleando ferozmente, incluso se saltó la hora de almuerzo, al finalizar la tarde estaba terminando de imprimir, como ya no había nadie, cerró la biblioteca más temprano y fue lo más rápido que pudo a la editorial, se encontró a Francisco saliendo de ahí, mirando tristemente al suelo.
-¡Francisco!- dijo María para llamar su atención mientras el la miraba sorprendido-¿Es muy tarde para presentar el manuscrito?-
-María...- murmuró mientras tomaba el libro en sus manos- era hasta hoy-
-Por favor, sigue siendo hoy, no quiero privarte de esta oportunidad, tampoco quiero privarme yo de esta oportunidad, eres la primera persona que me ha dicho que soy buena para escribir, soy muy insegura pero tu me diste la confianza para hacer lo que nunca pensé que lograría, terminar una historia- dijo muy segura mientras le tendía el maletín que había olvidado- Por favor ¿Podrías intentarlo?Y...¿Perdonarme por todo lo que te dije? -
Francisco la miró y apretó el manuscrito -¿El final es tan bueno como lo que he ido leyendo?-
-Espero que lo sea-
El muchacho sonrió y salió disparado escaleras arriba para llevárselo a su jefe, mientras María esperaba con el corazón a mil por hora, unos minutos después, Francisco apareció por la entrada principal.
-Lo aceptó, ahora sólo es cuestión de tiempo, esperar a que lo lea y ver que opina- tomó las manos de la chica y le dijo mirándola a los ojos- No importa si lo elige o no, para mi, te has convertido en mi escritora favorita- María no pudo contener sus lágrimas de felicidad.
Pasaron unas cuantas semanas y María y Francisco empezaron a verse más seguido, disfrutaban mucho de la compañía del otro, pero la felicidad máxima llegó la tarde en la que Francisco entró a la biblioteca con un contrato y un carnet colgado en el cuello.
-El jefe quiere verte mañana a primera hora, este es tu contrato para publicar tu libro en la editorial-
-¡Y te promovieron! Estoy tan feliz por ti- gritó María saltando a abrazarlo.
-Y yo por ti- Respondió él abrazándola fuertemente, al separarse un poco no se pudo resistir a darle un beso y ella a corresponderlo, marcando así el inicio de una nueva vida para los dos, llena de emociones y alegrías.
Hay cientos de historias de amor allí afuera esperando hacerse realidad, es cuestión de saber que pueden ocurrir incluso en las situaciones menos esperadas sin tener que ser tan épicas como las de algunos cuentos.
Yo soy Cupido y esto es Cupidity
Disfruta el viaje, ama el final.
Mariana Betancourt Castro