Recibí una llamada de mi mamá, diciéndome que Mulan estuvo malita, tuvo una terrible evacuación, por lo cual se le bajó la tensión, la tuvieron que llevar de emergencia al veterinario, le inyectaron dos bolsas de suero, y mientras me contaba todo esto, lloré desconsoladamente, mi bebé... me sentí tan triste, a pesar de que me dijeron que ya se encontraba mucho mejor. Me dolió profundamente, pero me calmé cuando me dijeron que en verdad había salido perfectamente bien en los exámenes médicos, que todo estaba perfecto y que se iba a recuperar.
Trabajé arduamente, para que en la noche la familia de Fefy me fuese a buscar, me despedí amorosamente de mis abuelitos, quienes insistieron en que me tomara un enorme plato de sopa para cenar, y luego, la familia de mi amiga me insistió para que me comiera un perro caliente (de esos sabrosos de la calle)
Al llegar, cuadramos unas cuantas cosas de trabajo, vimos GOT y nos acostamos a dormir.
El día de hoy transcurrió perfectamente normal, el servicio comunitario me gustó porque leímos cuentos nuevos de un enorme libro guardado en el armario de la sala de espera, y Fefy no vino a mi casa hoy para ir al novenario de su tío. Al llegar a mi casa después de lo que me pareció un viaje eterno, abracé y besé a mi gordita, quien aún se encuentra muy debilucha. Al bajar a colocarle comida a la Ingrata, descubrí que se había ido, con los ñoñoscoros, me sentí triste porque no pude curarlos, no pude hacer nada más que obsequiarles una atención que su madre rechazó.
Otro acontecimiento que hace que me sienta un tanto baja de ánimos es el hecho de que mi amiga Tina se encuentra en este momento en un avión, dirigiéndose a una nueva vida, y a pesar de que es simplemente un "hasta luego" no puedo evitar que se me arrugue el alma al pensar que no la veré más en un tiempo.
No es tanto por el hecho de que se vaya, porque siempre seremos amigas, es el hecho de que yo sigo aquí, porque tal como le dije hoy, ella va a empezar a hacer algo que aquí no se puede hacer con plena libertad: va a vivir.
Tengo una cerveza a mi lado y brindo por Tina, por su familia y por su nueva vida.
Lucharé con uñas y dientes para vivir, no simplemente sobrevivir.
Mariana Betancourt Castro
Trabajé arduamente, para que en la noche la familia de Fefy me fuese a buscar, me despedí amorosamente de mis abuelitos, quienes insistieron en que me tomara un enorme plato de sopa para cenar, y luego, la familia de mi amiga me insistió para que me comiera un perro caliente (de esos sabrosos de la calle)
Al llegar, cuadramos unas cuantas cosas de trabajo, vimos GOT y nos acostamos a dormir.
El día de hoy transcurrió perfectamente normal, el servicio comunitario me gustó porque leímos cuentos nuevos de un enorme libro guardado en el armario de la sala de espera, y Fefy no vino a mi casa hoy para ir al novenario de su tío. Al llegar a mi casa después de lo que me pareció un viaje eterno, abracé y besé a mi gordita, quien aún se encuentra muy debilucha. Al bajar a colocarle comida a la Ingrata, descubrí que se había ido, con los ñoñoscoros, me sentí triste porque no pude curarlos, no pude hacer nada más que obsequiarles una atención que su madre rechazó.
Otro acontecimiento que hace que me sienta un tanto baja de ánimos es el hecho de que mi amiga Tina se encuentra en este momento en un avión, dirigiéndose a una nueva vida, y a pesar de que es simplemente un "hasta luego" no puedo evitar que se me arrugue el alma al pensar que no la veré más en un tiempo.
No es tanto por el hecho de que se vaya, porque siempre seremos amigas, es el hecho de que yo sigo aquí, porque tal como le dije hoy, ella va a empezar a hacer algo que aquí no se puede hacer con plena libertad: va a vivir.
Tengo una cerveza a mi lado y brindo por Tina, por su familia y por su nueva vida.
Lucharé con uñas y dientes para vivir, no simplemente sobrevivir.
Mariana Betancourt Castro